Para alcanzar reconocimiento, es común en la sociedad occidental intentar impresionar a las personas con conocimiento. Sin embargo, admitir nuestra propia falibilidad puede ser más valioso, aunque a menudo no sea bien visto.
Reconocer «no sé» puede considerarse incompetencia, pero es la opción más honesta. Fingir que sabemos más de lo que realmente sabemos solo crea problemas.
Ser expertos en un área es el sueño de muchos, pero el conocimiento tiene un efecto secundario: aumenta la confianza en exceso, lo cual puede ser perjudicial. A menudo olvidamos lo poco que sabemos y necesitamos recordatorios constantes de nuestra ignorancia.
En su libro «El cisne negro», Nassim Taleb plantea la importancia de nuestra relación con el desconocimiento. Umberto Eco, un científico con conocimiento enciclopédico, divide a sus invitados en dos categorías: los que se impresionan por la cantidad de libros en su biblioteca y los que entienden que una biblioteca privada es una herramienta de investigación, no un símbolo de vanidad.
Los libros no leídos son más valiosos que los leídos, pues representan conocimiento aún por adquirir. La acumulación de libros no leídos en nuestra biblioteca nos recuerda lo que desconocemos y nos inspira a seguir aprendiendo.
Esta práctica cumple con tres objetivos:
- Indicar nuestra ignorancia: acumular libros no leídos nos recuerda lo poco que sabemos a medida que enriquecemos nuestro conocimiento.
- Inspiración: los estantes de libros no leídos fomentan la adquisición de nuevos conocimientos al despertar nuestra curiosidad.
- Exposición a aleatoriedad positiva: nunca sabemos qué libro llamará nuestra atención y despertará nuestra curiosidad.
Un estante de libros bien surtido en casa nos inspira y permite crecer. La idea de la «anti-biblioteca» impulsa el hábito de comprar libros regularmente, aunque no tengamos tiempo para leerlos de inmediato.
Algunos libros quizás nunca se abran, pero siempre habrá elementos en nuestra biblioteca que nos ayuden a enfrentar problemas. Adquirir un libro mensualmente es una solución óptima que no requiere grandes desembolsos ni mucho espacio adicional.
Al crear nuestra biblioteca, es esencial incluir material variado que aborde temas de diversos campos. La erudición está vinculada al conocimiento diversificado, por lo que debemos incluir libros ligeros y rigurosos, de ciencia popular, ciencia, historia y prosa de diversas extensiones.
No hay que temer abordar temas amplios; si un libro nos interesó lo suficiente para comprarlo, seguramente volverá a interesarnos cuando esté en nuestro estante.
En definitiva, los libros no leídos son más valiosos que los leídos, ya que nos recuerdan nuestra ignorancia y nos ayudan a mantenernos humildes.