Transformar una cultura es todo un reto.

Sin embargo, en este post no discutiré si realmente es posible crear una cultura de seguridad alimentaria. Los datos indican que dependen de muchos factores y en ciertos sectores de la cadena de suministro hay muchas barreras a derribar, sobre todo si el sector trabaja con un cantidad descomunal de productos o si existe un rotación excesiva de trabajadores…..entre muchas más.

Aun así, podría lograrse con «suficiente esfuerzo» y poniendo el foco en indicadores de riesgo que podrían obstaculizar el cambio.

Hay un estudio de estudio de Harris y Ogbonna donde describen al menos ocho indicadores que pueden afectar una cultura organizacional y que en este artículo los asociaré al desarrollo de la cultura de seguridad alimentaria.

Como cualquier otra cultura en una organización, la cultura de seguridad alimentaria se puede ver influenciada por estos indicadores de riesgo:

Ritualización del cambio

Si una organización solo sigue las reglas de seguridad alimentaria para «marcar casillas de checklist como un robot»,  sin comprender el verdadero valor de estas prácticas, podría afectar la calidad y seguridad de los alimentos.

Por ejemplo,

En una cadena de restaurantes, la dirección decide implementar nuevos procedimientos de seguridad alimentaria para garantizar que se cumplan los estándares de higiene y minimizar el riesgo de intoxicación alimentaria. Estos nuevos procedimientos incluyen la desinfección regular de todas las superficies de preparación de alimentos, el almacenamiento adecuado de los alimentos y la comprobación regular de las temperaturas de los alimentos y equipos de frío.

Sin embargo, los empleados ven estos nuevos procedimientos simplemente como una lista de tareas a realizar. No comprenden por qué se les pide que hagan estas cosas, ni el impacto potencial que estos procedimientos podrían tener en la seguridad alimentaria y en la salud de los clientes.

Solo siguen los procedimientos porque se les pide que lo hagan, no porque comprendan y valoren su importancia.

Podrían desinfectar las superficies de preparación de alimentos solo cuando saben que un supervisor está mirando, o podrían marcar las casillas en un formulario de control de temperatura sin comprobar realmente las temperaturas. En esencia, están siguiendo los procedimientos solo para «marcar casillas», sin comprender el verdadero valor de estas prácticas.

Como resultado, a pesar de que parecen estar cumpliendo con los nuevos procedimientos de seguridad alimentaria, en realidad están poniendo en riesgo la seguridad de los alimentos y la salud de los clientes.

Este es un pequeño ejemplo de cómo la «Ritualización del Cambio» puede socavar el cambio cultural y afectar la cultura de seguridad alimentaria.

Proceso secuestrado

Si los empleados utilizan los cambios en las políticas de seguridad alimentaria para promover sus propios intereses en lugar del bienestar de los consumidores, podrían poner en peligro la seguridad alimentaria.

A veces los empleados se aprovechan de los cambios en las reglas del juego para beneficiarse ellos mismos, en lugar de priorizar el bienestar de los consumidores. A esto se le llamamos «secuestrar el proceso». O sea, desviar el proceso de su propósito original, que es velar por la seguridad alimentaria.

Este comportamiento se puede manifestar de varias formas. Por ejemplo, un empleado podría saltarse ciertas medidas de seguridad para producir más y obtener bonos por producción. Evitar algunos controles de calidad para reducir costos y obtener mayor margen de ganancia, o evitar gastar en mejoras de infraestructura para ganarse un bono anual.

Esto no solo pone en riesgo la confianza del consumidor, sino que puede causar graves problemas de salud pública.

Si un alimento contaminado llega al mercado porque se evitó o cambió un proceso de control, las consecuencias pueden ser devastadoras. Podrían ocurrir brotes de enfermedades transmitidas por alimentos, hospitalizaciones o incluso muertes en los peores casos.

Es clave que las empresas de alimentos mantengan vigilancia constante para evitar que sus procesos sean secuestrados. Es fundamental fomentar una cultura de integridad, donde el beneficio personal nunca eclipse la responsabilidad colectiva de garantizar alimentos seguros.

Secuestrar procesos no solo pone en riesgo la confianza del público, sino también la salud y seguridad de las personas.

Erosión cultural

Si el entusiasmo inicial por la seguridad alimentaria disminuye con el tiempo y no se mantiene, puede resultar en prácticas de seguridad alimentaria deficientes.

Como muchos valores culturales, existe el riesgo de que esta cultura se debilite con el tiempo. A esto se le llama «erosión cultural»..

Pensemos en la erosión cultural en términos de entusiasmo. Imagina el lanzamiento de una nueva iniciativa de seguridad alimentaria en una empresa. Al principio todos están entusiasmados. Pero con el tiempo, y al surgir otros problemas, ese entusiasmo inicial puede empezar a desvanecerse. Si no se aborda, puede llevar a complacencia y prácticas deficientes.

¿Por qué pasa esto?

Principalmente por:

Falta de refuerzo continuo: La capacitación y comunicación sobre seguridad alimentaria debe ser constante, no puntual.

Cambios en el liderazgo: Nuevos líderes pueden no priorizar la seguridad alimentaria tanto como sus predecesores.

Presiones económicas: En tiempos de crisis puede haber tentaciones de recortar esquinas en seguridad alimentaria para ahorrar costos.

Falta de consecuencias: Si no hay sanciones claras por incumplir normas de seguridad alimentaria, algunos podrían evadirlas.

La erosión cultural en seguridad alimentaria es un desafío real, pero se puede superar.

Requiere un compromiso continuo de todos en la organización para mantener viva la cultura.

Esto incluye la capacitación continua y constante, comunicación regular sobre su importancia y, crucialmente, liderar con el ejemplo.

La seguridad alimentaria requiere un compromiso continuo, no es un proyecto con inicio y final.

Es clave prevenir la erosión cultural para garantizar que siga siendo una prioridad, protegiendo a los consumidores y la reputación de las empresas.

Cambio desde la Torre de Marfil

La «torre de marfil» es una metáfora para referirse a cuando los líderes están desconectados de la realidad en el terreno.

En seguridad alimentaria, si los altos directivos están en su «torre de marfil»  hay graves consecuencias.

La seguridad alimentaria requiere entender bien las operaciones diarias. Si los directivos tienen una visión distorsionada de las prácticas reales, puede llevar a:

  • Decisiones estratégicas equivocadas, basadas en información desactualizada o imprecisa.
  • Asignación inadecuada de recursos, si no se entienden las necesidades reales.
  • Complacencia injustificada, pensando falsamente que todo está bajo control cuando no es así.
  • Cultura organizacional debilitada, si los empleados sienten que los jefes no valoran la seguridad alimentaria, disminuye su motivación y compromiso.

Para evitar esto, los altos directivos deberían:

  • Fomentar comunicación abierta para que empleados de todos los niveles compartan información y preocupaciones sobre seguridad alimentaria.
  • Hacer visitas regulares a las áreas operativas para observar y entender las prácticas actuales.
  • Recibir capacitación continua en seguridad alimentaria para actualizarse sobre las mejores prácticas y regulaciones.
  • Establecer canales de retroalimentación para que la información sobre seguridad alimentaria fluya constantemente entre el terreno y la dirección.

Para gestionar bien la seguridad alimentaria, los líderes no pueden desconectarse de la realidad diaria. Salir de la «torre de marfil» y comprometerse directamente con las operaciones es clave para garantizar la seguridad e integridad de los alimentos.

Desatención al simbolismo

En cualquier organización, el comportamiento y decisiones de los líderes comunican valores y prioridades, intencionalmente o no. Estos actos simbólicos tienen un efecto dominó.

La seguridad alimentaria es un área donde el comportamiento simbólico de los líderes es clave.

Si los líderes ignoran o socavan las normas de seguridad alimentaria, las implicaciones pueden ser grandes:

  • Se erosiona la cultura de seguridad, si los líderes dan la impresión de que la seguridad alimentaria no es una verdadera prioridad.
  • Se desalinean las prácticas, si los líderes adoptan un enfoque laxo, los equipos pueden hacer lo mismo, generando prácticas inseguras.
  • Se minimiza la responsabilidad, si los empleados ven que los líderes evaden responsabilidad en seguridad alimentaria, es más probable que ellos también lo hagan con sus propias acciones.
  • Se pierde confianza, si los empleados sienten que los líderes no están comprometidos con la seguridad, disminuye la confianza en ellos y en el sistema.

Para prevenir esto los líderes deberían:

  • Predicar con el ejemplo, siendo los primeros en seguir las normas de seguridad alimentaria.
  • Reforzar la importancia de la seguridad, comunicando constantemente su importancia y recompensando el compromiso.
  • Ser transparentes, reconociendo errores, abordándolos y estableciendo medidas para evitar repetirlos.
  • Involucrarse activamente en iniciativas de seguridad alimentaria, demostrando que es una prioridad organizacional.

Debemos comprender que cada acción y decisión envía un mensaje poderoso a la organización.

Es clave que estén alineados y comprometidos para garantizar la seguridad y confianza en los alimentos.

Esfuerzos descontrolados y descoordinados

Gestionar bien la seguridad alimentaria no se trata solo de poner reglas, sino de asegurar que estas reglas sean claras, coherentes y aplicadas de igual manera en toda la organización.

Cuando las pautas y protocolos de seguridad alimentaria no son claros o consistentes, pueden surgir problemas grandes.

Consecuencias de pautas inconsistentes:

  • Confusión entre el personal, si no tienen una guía clara, los empleados pueden no estar seguros de cuál es la mejor práctica a seguir.
  • Descoordinación entre áreas, si diferentes departamentos interpretan o aplican las pautas de forma distinta, puede haber prácticas contradictorias que comprometan la integridad del producto.
  • Falta de responsabilidad, sin una normativa coherente es difícil identificar y corregir problemas, porque nadie está seguro cuál es el «procedimiento correcto».
  • Desgaste de la confianza, la confusión y falta de coherencia pueden erosionar la confianza del personal en los líderes y en el sistema de seguridad alimentaria.
  • Riesgos legales y regulatorios, las prácticas incoherentes pueden llevar a incumplir normas y enfrentar sanciones o litigios.

Medidas para garantizar coherencia:

  • Comunicación clara de todas las pautas y protocolos de seguridad alimentaria.
  • Capacitación regular de los empleados sobre prácticas y actualizaciones.
  • Revisión periódica de políticas para garantizar que sigan siendo efectivas.
  • Canales claros para que empleados den retroalimentación y hagan preguntas.
  • Coordinación entre todos los departamentos para que trabajen con los mismos estándares.
  • Auditores y supervisores que monitoreen y aseguren la adherencia a las pautas.

En seguridad alimentaria la coherencia es clave.

Las organizaciones deben asegurar que todas las pautas/procedimientos/instructivos sean claros, consistentes y aplicados igual para mantener la integridad de los alimentos.

Cumplimiento Conductual

Aunque es clave que los empleados sigan las reglas, solo cumplirlas no es suficiente.

Aquí el éxito viene de una comprensión profunda y creencia genuina en su importancia.

Problemas del solo cumplimiento conductual:

  • Inconsistencia en la aplicación: Los empleados pueden buscar atajos cuando no son supervisados.
  • Falta de adaptabilidad: Si surgen situaciones nuevas no especificadas, los empleados pueden no saber cómo actuar correctamente.
  • Desmotivación: Cumplir reglas sin convicción puede percibirse como algo meramente burocrático.
  • Vulnerabilidades ocultas: Puede haber aspectos críticos de seguridad alimentaria no cubiertos explícitamente por las reglas.

Promoviendo compromiso genuino:

  • Educar sobre el «porqué» detrás de las reglas, no solo enseñarlas. Que entiendan las razones y implicaciones.
  • Involucramiento activo. Que los empleados hagan preguntas, den retroalimentación y participen en la mejora continua.
  • Reforzar la cultura de seguridad. Reconocer compromiso excepcional, comunicar la importancia de la seguridad alimentaria.
  • Promover pensamiento crítico. Alentar a analizar situaciones con mentalidad de seguridad, no solo seguir reglas mecánicamente.
  • Canales claros de comunicación y retroalimentación sobre ideas y preocupaciones de seguridad alimentaria.

Es clave ir más allá del simple cumplimiento de reglas.

Se trata de cultivar una cultura donde la seguridad alimentaria sea una creencia y compromiso genuino compartido.

Principales conclusiones :

Es esencial que las empresas reconsideren sus prioridades. Si bien las utilidades son esenciales para la supervivencia de cualquier negocio, no deberían obtenerse a expensas de la salud y seguridad de los consumidores.

La ritualización del cambio puede socavar la cultura de seguridad alimentaria si los empleados solo siguen las reglas como tareas sin entender su valor.

El secuestro de procesos ocurre cuando los empleados priorizan su beneficio sobre la seguridad alimentaria, lo cual es peligroso.

La erosión cultural sucede cuando el entusiasmo inicial por la seguridad alimentaria disminuye con el tiempo por falta de refuerzo continuo.

Los líderes en la «torre de marfil» desconectados de la realidad operativa toman malas decisiones estratégicas en seguridad alimentaria.

El comportamiento simbólico de los líderes que ignoran la seguridad alimentaria erosiona la cultura y las buenas prácticas.

La falta de coherencia en pautas de seguridad alimentaria genera confusión, problemas de calidad y riesgos legales.

El solo cumplimiento conductual de reglas, sin convicción, lleva a inconsistencias e incumplimientos en seguridad alimentaria.

Se requiere compromiso genuino con la seguridad alimentaria, entendiendo el «por qué» detrás de las reglas.

La cultura de seguridad alimentaria debe reforzarse constantemente para evitar su erosión y mantenerla como una prioridad organizacional.