Enfocarse demasiado en algo en especifico lleva a la tendencia de sobre-enfatizar ciertos factores que parecen importantes, pero que en realidad son parte de un sistema complejo.
Un ejemplo clásico es asumir que la gente que vive en casa propia es más feliz porque tiene estabilidad. Quienes hacen este razonamiento sobre-enfatizan la propiedad de la vivienda como un factor determinante de la felicidad.
Sin embargo, la realidad es más compleja. Tener casa propia es solo un factor dentro de un sistema complejo que determina la felicidad. Los propietarios también lidian con dividendos, mantenimiento, contribuciones, etc. Todos estos otros factores contrarrestan en gran medida cualquier efecto positivo de la estabilidad sobre la felicidad.
El problema surge cuando tendemos a simplificar la realidad y enfocarnos solo en unos pocos factores que parecen importantes. Pero la mayoría de fenómenos son el resultado de múltiples causas interconectadas.
La felicidad, por ejemplo, depende de la genética, las relaciones personales, el trabajo, la salud, las condiciones económicas y muchos otros factores. Reducir la felicidad a tener casa propia es una sobre-simplificación.
Para evitar este «efecto enfoque», es necesario entender que vivimos en un mundo complejo, donde nada es el resultado de una sola causa. Debemos analizar cualquier situación contemplando la mayor cantidad de variables relevantes, en lugar de concentrarnos solo en aquellas más evidentes o llamativas.
El «efecto enfoque» lleva a conclusiones erradas al sobre-enfatizar unos pocos factores y no considerar el sistema completo que los contiene.
Analizar adecuadamente la realidad requiere perspectiva, pensamiento crítico y resistencia a las simplificaciones excesivas.
Algunos ejemplos adicionales del efecto de enfoque:
Creer que una dieta basada solo en contar calorías garantiza perder peso. En realidad, influyen más factores como calidad de los alimentos, ejercicio, metabolismo, genética, etc.
Pensar que tener un título universitario asegura el éxito profesional. Pero hay muchas más variables como experiencia, habilidades blandas, contactos, suerte, situación del mercado laboral, la ciudad donde vives etc.
Suponer que prohibir las armas de fuego reducirá totalmente los tiroteos masivos. No considerar que intervienen otros factores como salud mental, polarización política, regulaciones, etc.
Imaginar que subir los impuestos aumentará siempre la recaudación fiscal. Sin contemplar que puede desincentivar la actividad económica, aumentar la evasión fiscal, provocar la fuga de capitales, etc.
Creer que tener hijos traerá felicidad. Obviando los desafíos de la crianza, el impacto en la relación de pareja, los costos económicos, la salud mental de los padres, etc.
Pensar que los suplementos vitamínicos por sí solos mejoran la salud. Ignorando la alimentación, ejercicio, estrés, calidad del sueño, predisposiciones genéticas, etc.
Confiar en que publicitar mucho un producto garantiza su éxito comercial. Sin considerar precio, utilidad, competencia, economía, cambios de gustos y preferencias, etc.
En definitiva, el efecto de enfoque nos lleva a conclusiones simplistas al aislar unos pocos factores en lugar de contemplar el sistema completo.
Cuando debemos utilizarlo
Sí, a veces el efecto enfoque puede ser útil:
En situaciones de emergencia o peligro, enfocarse solo en lo más urgente o importante permite tomar decisiones rápidas y salvar vidas. Por ejemplo, durante un incendio hay que enfocarse en evacuar, no en todos los detalles.
Cuando se necesita una solución o respuesta rápida, enfocarse en uno o dos factores críticos ayuda a encontrarla. Por ejemplo, al necesitar arreglar algo en el trabajo enfocarse solo en lo que no funciona.
Para motivación o inspiración, magnificar algunos beneficios puede impulsar la acción. Como cuando alguien quiere adelgazar y se enfoca sólo en verse mejor.
En ventas o marketing, resaltar los beneficios principales de un producto atrae más la atención que abrumar con muchos detalles.
En política, focos simples como «empleos» o «seguridad» movilizan, aunque la realidad sea más compleja. A los políticos le encanta esto.
Para establecer metas, enfocarse en uno o pocos objetivos claros genera más propósito que dispersarse en muchas cosas.
Al educar niños, es mejor enfocarse en pocos conceptos clave de acuerdo a su nivel de comprensión. Lo sé de primera mano con mi hijos.
Sin embargo, es importante entender que en estos casos se utiliza el efecto enfoque de forma consciente, sabiendo que se está simplificando.
El problema mayor surge cuando inconscientemente se cree que esos pocos factores representan toda la realidad.