El pensamiento sistémico va más allá de la lógica formal porque considera cualquier fenómeno en su dinámica y en el tiempo. En su libro «El arte del pensamiento sistémico», Joseph O’Connor e Ian McDermott, reformulan la perspectiva sobre la naturaleza de las cosas, enseñando a ver el panorama general y verlo de una nueva manera.

Vivimos en un mundo de modelos mentales prediseñados que no creamos nosotros mismos. A menudo percibimos el mundo que nos rodea como un hecho y vivimos en un círculo cerrado creado por la cultura, la opinión pública y la educación. Inventamos nuestras propias limitaciones artificiales, lo que nos complica la vida.

Esto puede corregirse influyendo adecuadamente en los modelos mentales existentes. Los autores revelan formas de encontrar trayectorias de sistemas dinámicos y eliminar sus vulnerabilidades para mejorar nuestras vidas.

Por qué leerlo:

– Aprender cómo funcionan los sistemas, identifica patrones en ellos y predice su comportamiento.
– Cambiar los modelos mentales limitantes y rompe los estereotipos negativos para mejorar las relaciones con los demás.
– Pensar de manera sistémica y creativa, resolviendo problemas complejos de manera no convencional.

Sobre los autores:

– Joseph O’Connor: escritor irlandés, estudió literatura anglo-irlandesa en la Universidad de Oxford. Ha dado conferencias en la Universidad de Nueva York y ha sido honrado como profesor honorario de la Universidad de Dublín.

– Ian McDermott: consultor, especialista en programación neurolingüística, fundador de la empresa británica International Training Seminars (ITS), considerada líder mundial en coaching en el campo de la neurobiología y la PNL. Ha desarrollado programas de PNL para la alta dirección de las mayores empresas del mundo, estructuras gubernamentales, educativas y el sistema de salud del Reino Unido. Enseña PNL en todo el mundo y es miembro de la UKCP como psicoterapeuta profesional.

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Todos somos sistemas que viven en un mundo de sistemas. El cuerpo humano es un excelente ejemplo de un sistema compuesto por un conjunto de sistemas que trabajan de manera sincronizada: el inmunológico, el digestivo, el circulatorio y muchos otros. Las ciudades donde vivimos también son sistemas complejos que agrupan otros sistemas complejos.

Usamos sistemas en nuestra vida diaria, trabajamos en sistemas organizacionales, nuestra Tierra es un sistema que gira en el sistema solar. Sin embargo, desde pequeños nos enseñan principalmente a usar la lógica formal, que en la mayoría de los casos falla ante la complejidad y las múltiples dimensiones de los sistemas.

Para comprender eficazmente situaciones complejas, resolver problemas complicados y tener éxito en diferentes áreas de la vida (negocios, mantener la salud, relaciones personales, deportes, etc.), es fundamental aprender a pensar en sistemas y reconocer su importancia.

El pensamiento sistémico nos enseña a ser más humildes y a comprender lo complejo, contradictorio e impredecible que es el mundo. Ni siquiera con las computadoras más avanzadas somos capaces de comprenderlo completamente y calcular todas las consecuencias de nuestras acciones, que se propagan como ondas en el agua.

El pensamiento sistémico nos da las claves para entender el mundo, ya que al concentrarnos en la naturaleza de las conexiones entre los elementos, podemos encontrar muchas estructuras similares y leyes de funcionamiento en sistemas completamente diferentes: financieros, humanos, de marketing, técnicos, fisiológicos.

Al comprender el funcionamiento de los sistemas, podemos aprender a predecir eficazmente su comportamiento futuro e influir en ellos. Esto significa que el pensamiento sistémico permite, sin pasar años estudiando campos de conocimiento específicos, comprender cómo funcionan los sistemas más diversos.

El libro «El arte del pensamiento sistémico» explica cómo funcionan los sistemas y cómo cambiar modelos mentales limitantes. Demuestra cómo el pensamiento sistémico ayuda a mejorar las relaciones humanas, cómo construir modelos de negocio correctamente y encontrar una salida en las situaciones más estancadas. Y lo más importante, el libro enseña a pensar de una nueva manera.

Parte 1. Pensando más allá de lo obvio

1.1 ¿Qué es un sistema?

– Un sistema es una entidad cuyas partes interconectadas funcionan como un todo. Cualquier sistema consta de sistemas más pequeños y, a su vez, forma parte de sistemas aún más grandes. Es gracias a la interacción de las partes y las conexiones entre ellas que el sistema mantiene su existencia. Si se añade algo al sistema o se elimina algo de él, cambia, y la disposición de las partes dentro del sistema también puede ser crucial para su existencia.

– El pensamiento sistémico se centra en el sistema en su conjunto, en sus partes y en las conexiones entre ellas. Las propiedades de los sistemas son propiedades del todo, de las que las partes no poseen. Por lo tanto, el pensamiento sistémico comienza con el estudio del todo, de lo general a lo específico. Para comprender las propiedades de un sistema, hay que observarlo en acción. Al comprender cómo funciona un sistema, se puede entender el comportamiento de otros sistemas, ya que depende no de las partes de los sistemas, sino de las conexiones entre las partes.

– La propiedad fundamental de los sistemas es que al dividir un sistema en partes, no se obtienen varios sistemas, sino un sistema dañado y no funcional. Ni el motor ni el carburador de un automóvil avanzan mucho por sí solos. Cuando empezamos a estudiar partes de un sistema por separado, nos enfrentamos a otro peligro: perdemos y omitimos las conexiones entre las partes, que son fundamentalmente importantes para formar las propiedades que nos interesan. En ese caso, nuestra comprensión se vuelve incompleta y falsa, y las conclusiones incorrectas e incluso perjudiciales.

– El análisis, que implica dividir el sistema en partes, nos da conocimiento, mientras que la síntesis, que implica unir las partes en un todo, nos da comprensión. Dividir un sistema (análisis) para comprender de qué está hecho y cómo funciona cada una de sus partes también puede ser muy útil si se hace correctamente.

– El comportamiento de un sistema depende de su estructura; al cambiar la estructura, el comportamiento cambia. Cuanto más complejo es un sistema, menos predecibles son sus propiedades. Las propiedades de un sistema se denominan emergentes, porque emergen solo en el proceso de su funcionamiento: imágenes individuales se convierten en una caricatura cuando el proyector comienza a funcionar; un automóvil se mueve; un remolino aparece inesperadamente en el río; un arco iris nace de las gotas de agua. Nuestra conciencia también es una propiedad emergente creada por millones de conexiones neuronales.

1.2 La complejidad de los sistemas

– En el mundo de los sistemas, «más» no significa «mejor». Hay un límite superior en el crecimiento de los sistemas, después del cual se vuelven demasiado engorrosos, difíciles de manejar y más propensos a fallar. Por lo tanto, los sistemas demasiado complejos creados por humanos, como los organizativos, deben dividirse tanto como sea posible en partes más pequeñas, creando conexiones intermedias y niveles de gestión para ellos.

– La complejidad de los sistemas puede describirse como detallada y dinámica. La complejidad detallada implica que el sistema consta de demasiadas partes (un ejemplo es un mosaico), mientras que la dinámica implica que hay demasiadas conexiones entre las partes del sistema, ya que cada elemento puede estar en diferentes estados (un ejemplo son las partidas de ajedrez).

– Cuanto más complejo es un sistema, más difícil es identificar sus posibles problemas y efectos secundarios. Los medicamentos pueden ser seguros por sí solos, pero cuando se usan en combinación con una persona específica y sus características fisiológicas, pueden provocar una enfermedad que se manifieste en unos años.

– Cuantas más conexiones tiene un sistema, más grande es su influencia, ya que cambiar cualquier elemento puede afectar todo el sistema o crear una cadena de cambios y efectos secundarios. Esto se puede comparar con ondas en el agua: los cambios en una parte pueden afectar a otras partes y propagarse en ondas hasta los puntos más distantes. Por lo tanto, los cambios específicos son prácticamente imposibles en los sistemas. Por ejemplo, el uso de pesticidas en la agricultura puede tener efectos imprevisibles en la salud humana y en el ecosistema en general.

– Aunque los sistemas complejos son fácilmente influenciables, son bastante estables porque sus partes están interconectadas. Se resisten a los cambios y, cuando se desestabilizan, tienden a volver a su posición original. Esta es la razón de la resistencia a las reformas y las dificultades que surgen al intentar cambiar incluso los sistemas políticos menos efectivos.

Sin embargo, los cambios en los sistemas más complejos son muy posibles, y a menudo son repentinos y radicales. La presión dentro de los sistemas puede aumentar gradualmente, y luego el sistema explota inesperadamente como un globo debido a un pequeño detalle. Un ejemplo de esto puede ser la caída del Muro de Berlín o la desintegración de la Unión Soviética.

– Incluso un sistema complejo puede ser cambiado si se encuentra su punto vulnerable. Actuar sobre él puede provocar cambios significativos con poco esfuerzo. Esto se llama el «principio de la palanca».

– Un sistema no puede funcionar mejor que su eslabón más débil. Un camino corto en una carretera amplia tomará mucho tiempo si en una sección la mayoría de los carriles están cerrados por reparaciones. Y un negocio en línea que está perfectamente organizado causará muchas quejas si trabaja con un servicio de entrega lento. En tales casos, el sistema puede cambiarse si se convierte su eslabón más débil en el punto de aplicación de la palanca.

1.3 Pensamiento en términos de retroalimentación (pensamiento circular)

– El pensamiento sistémico no es un proceso lineal; se caracteriza por ciclos, circuitos y bucles de retroalimentación. Un bucle de retroalimentación significa que una acción en el sistema vuelve al punto de origen en una forma modificada y afecta al siguiente paso. Por ejemplo, hablas, tu interlocutor responde, y sus palabras influyen en tu reacción posterior. Sientes hambre, comes y tu sensación de hambre se sacia. Millones de sistemas —humanos, técnicos y naturales— funcionan según el principio de la retroalimentación.

– La retroalimentación amplificadora ocurre cuando cada cambio, al regresar al punto de origen, actúa como una señal para un cambio adicional, más fuerte en la misma dirección. Así, se aleja cada vez más al sistema de su estado inicial. Así es como crece la población en la Tierra, el número de lirios en un estanque (crecimiento exponencial), el dinero en una cuenta bancaria, o el tamaño de una bola de nieve que rueda cuesta abajo.

– La retroalimentación equilibradora actúa como una contramedida para el cambio inicial, reflejando la tendencia del sistema hacia el equilibrio. Mantiene la estabilidad del sistema. Un ejemplo de esto es el sistema de termorregulación en los humanos: cuando la temperatura corporal aumenta, se libera sudor, lo que a su vez reduce la temperatura. Si el objetivo del sistema es mantener el equilibrio, trata de reducir la diferencia entre el estado real y el ideal, acercando el sistema al estado ideal.

– La retroalimentación equilibradora anticipada se da cuando la previsión de un evento se convierte en su causa. La información sobre los cambios regresa al sistema y extingue el cambio. Muchos están familiarizados con el fenómeno del llamado pronóstico autocumplido. Cuando los financieros predicen problemas en un banco en particular, los depositantes se apresuran a retirar su dinero, y el banco realmente quiebra. Aunque las previsiones iniciales sobre los problemas del banco pueden no reflejar la realidad.

– La retroalimentación amplificadora anticipada. Es la llamada profecía autocontradictoria. Cuando la previsión de eventos puede influir en el futuro en la dirección opuesta. Por ejemplo, si deseas que un competidor pierda y hieres su orgullo, podrías motivarlo, por el contrario, a esforzarse por lograr el éxito.

– Al analizar la retroalimentación, es importante considerar el retraso en el tiempo. Se necesita tiempo para que la señal pase por toda la cadena y regrese. No se puede observar el proceso que ocurre entre la causa y el efecto. Figurativamente hablando, el agua no siempre comienza a fluir inmediatamente al abrir el grifo. Esto puede ser preocupante. Hay que tener paciencia y esperar un poco para ver los resultados antes de sacudir, cambiar y desestabilizar el sistema.

– Si intentas mejorar el sistema aumentando al máximo la eficiencia de una de sus partes, el sistema pierde su equilibrio. La retroalimentación ejerce presión sobre otras partes y el sistema se vuelve menos efectivo y sostenible.

Parte 2. CONSTRUYENDO MODELOS MENTALES

2.1 Modelos mentales

– Los modelos mentales son creencias, ideas y sistemas de valores que guían nuestras acciones. El pensamiento sistémico puede y debe usarse para analizar nuestros modelos mentales, que también son sistemas. Los modelos mentales nos ayudan a comprender causas y efectos, entender otros sistemas y eventos, y generalizar experiencias. Cambian y se perfeccionan con nuevos conocimientos y experiencias. Al aplicar el análisis sistémico para entender los modelos mentales, podemos identificar estereotipos ineficaces en nuestro comportamiento y superar pensamientos problemáticos.

– Los modelos mentales se parecen a filtros a través de los cuales vemos el mundo. Interpretan todo lo que sucede a nuestro alrededor, interpretando los hechos de manera individual.

Somos nosotros y nuestros modelos mentales quienes damos un significado especial a las cosas. Por ejemplo, un simple anillo de plata o una figura de estaño pueden no tener mucho valor, pero si han estado en el suelo durante miles de años y se encontraron durante excavaciones, su valor será incalculable.

– Si usamos el pensamiento sistémico para investigar nuestros modelos mentales, podremos cambiarlos. Podremos crear, en lugar de los modelos distorsionados y dañinos, otros nuevos, realistas y útiles que mejorarán nuestra vida y la vida de los demás.

Hazte dos preguntas: ¿cómo recopilas señales de retroalimentación? ¿Cuáles son las propiedades de los modelos mentales que son deseables y útiles para tu salud y bienestar? Luego, desarrolla un mecanismo de retroalimentación equilibrador basado en tu nuevo modelo mental. Así, todas tus acciones posteriores reforzarán tu nuevo modelo mental.

– Muchos de nuestros modelos mentales no resisten el análisis del pensamiento sistémico. Por ejemplo, estamos seguros de que si un miembro de la familia cambia, la atmósfera dentro de la familia mejorará. Pero la familia es un sistema, y para que la vida mejore, todos deben cambiar. O, en el caso de problemas constantes en una empresa, la administración busca culpables, pero generalmente las personas quieren sinceramente hacer bien su trabajo, mientras que la estructura de la empresa no les permite hacerlo.

2.2 ¿Cómo se originan los modelos mentales?

2.2.1 Un bebé recién nacido es como una hoja en blanco, pero luego es influenciado por la cultura, la opinión pública y los modelos mentales de los adultos que lo rodean. Además, basándonos en nuestra propia experiencia, construimos nuestros modelos mentales de una de cuatro maneras.

– Eliminación: No podemos notar, procesar y reaccionar a toda la información que nos llega desde el exterior. Por lo tanto, seleccionamos y filtramos información de acuerdo con nuestro estado de ánimo, hábitos y nivel de atención. Es posible que no notemos lo que no consideramos importante. Una vez que nuestros modelos mentales se forman, la eliminación los mantiene en su estado original. Parte de la experiencia simplemente no llega a nuestra memoria o no permanece en ella.

– Construcción: Podemos construir la realidad, imaginando lo que realmente no está allí. Encontramos explicaciones fácilmente y luego las aceptamos como realidad. Este principio se aplica a muchas ilusiones ópticas.

– Distorsión: Manipulación de hechos y eventos, interpretándolos de manera ambigua. Exageramos algunas cosas y minimizamos otras, sesgando nuestra experiencia.

– Generalización: Hacemos generalizaciones basadas en eventos aleatorios e individuales. No hay nada de malo en la generalización en sí, sin generalización no podríamos aprender; necesitamos clasificar las cosas para saber cómo manejarlas. Pero a veces la generalización juega en nuestra contra, llevándonos a estereotipos falsos y haciendo que experimentemos prejuicios. Usamos demasiado a menudo palabras como «siempre», «nunca», «todos», «cada uno», «nadie».

2.2.2 Hay varias razones que conducen a una percepción distorsionada de la experiencia.

– Regresión: No debes basar predicciones en eventos extremos. Si interpretamos un retorno de un pico o descenso repentino a niveles normales como una confirmación de la corrección de nuestras acciones, puede llevarnos al error. Por ejemplo, en los negocios, una caída extrema en las ventas suele ser seguida por una mejora en la situación, lo que puede explicarse erróneamente por una nueva política de gestión.

– Marcos temporales: Tiene sentido esperar confirmación de la corrección de las acciones dentro de un período de tiempo determinado, de lo contrario, es posible que conectes incorrectamente una causa posible con un efecto supuesto. Al prometer una recompensa a un niño por estudiar bien, es posible que veas una mejora en sus calificaciones después de seis meses y atribuyas erróneamente este hecho a tu promesa de recompensa.

Pero, según la ley de regresión basada en estadísticas matemáticas, las calificaciones del niño mejorarán con el tiempo de todos modos. Con satisfacción, decidirás que tus métodos son correctos y seguirás practicándolos.

– Interpretación selectiva y unilateral de la experiencia: En este caso, recuerdas solo cierto tipo de resultado (positivo o negativo), ignorando el otro. Por ejemplo, piensas que el teléfono siempre suena en el peor momento, cuando te estás duchando o viendo una película interesante.

Pero solo notas estos momentos desagradables, destacándolos entre otros. Además, creas retroalimentación amplificadora al anticipar tales situaciones. Como resultado, te fijas aún más en esos momentos irritantes y te concentras en ellos, tomándolos como un sistema.

Si deseas mejorar tus modelos mentales, esfuérzate por percibir tu experiencia de manera objetiva: recuerda y analiza todos los resultados, vincula tus expectativas a un período de tiempo específico.

2.3 Causa y efecto

2.3.1 Desde el punto de vista del pensamiento sistémico, las relaciones de causa y efecto no son tan simples como solemos pensar, ya que están influenciadas por muchas condiciones y factores que son difíciles de prever y evaluar.

Por ejemplo, el mismo virus afecta a las personas de diferentes maneras, dependiendo de su sistema inmunológico, edad, época del año e incluso su estado de ánimo: algunas personas pueden soportar la enfermedad con facilidad, otras no se enferman, algunas terminan en cuidados intensivos, y en algunos casos la enfermedad puede tener consecuencias a largo plazo. Incluso lo que es cierto en la mayoría de los casos puede ser falso en un caso específico.

En los sistemas, es más efectivo pensar en términos de factores que influyen y las relaciones entre esos factores, en lugar de pensar en términos de causas y eventos separados.

2.3.2 El pensamiento sistémico revela tres afirmaciones erróneas que comúnmente se atribuyen a las relaciones de causa y efecto:

Falacia 1: La causa y el efecto están separados; en el tiempo y el espacio, el efecto siempre sigue a la causa. Es bien conocido el dilema del «huevo y la gallina»: ¿cuál fue primero? La misma pregunta surge en el caso de la escasez y el pánico por su posible aparición.

Muy a menudo, nos encontramos con una dependencia cíclica: si avanzas en una dirección, tarde o temprano regresarás al punto de partida. En los sistemas, el simple esquema «causa – efecto – stop» rara vez funciona, porque la causa puede ser el efecto y viceversa. Además, el paradigma «causa – efecto – stop» separa y fragmenta nuestra visión del mundo, separándonos de nuestra experiencia. El pensamiento cíclico y de circuito es más flexible.

– Falacia 2: En tiempo y espacio, el efecto sigue inmediatamente a la causa. De hecho, es más fácil establecer una relación entre causa y efecto de esta manera, pero la realidad y los sistemas rara vez son simples. En los sistemas, a menudo hay un factor de retraso en el tiempo, y el efecto puede ocurrir en una parte completamente diferente del sistema, muy lejos en tiempo y espacio de la causa.

Por lo tanto, en los sistemas, no puedes limitar la búsqueda de efectos al lugar donde ocurrió la causa. Esto lleva a conclusiones incorrectas, como bien saben los médicos, que en caso de dolor de espalda revisan no solo la columna vertebral, sino también el corazón y el apéndice.

Se debe prestar especial atención a los eventos repetidos, buscando en ellos signos de un patrón que proporcione la clave para comprender el sistema.

– Falacia 3: El efecto es proporcional a la causa. En el caso de la interacción de objetos materiales, como en una colisión, esto es cierto. Pero en el caso de los seres vivos, no siempre es correcto.

Un pequeño virus hace siglos podría haber destruido un pueblo entero, y si golpeas a un perro, no solo se moverá la distancia que dicta la física, sino que también puede morder.

A veces, una acción sobre el sistema puede no tener consecuencias debido al umbral de percepción del sistema. Además de los sistemas abiertos, como los humanos (que dependen de oxígeno, alimentos, agua y otras personas), existen sistemas cerrados, aislados de las influencias del entorno y que dependen solo de las condiciones iniciales (por ejemplo, un termostato).

2.4 Teoría del caos

Los sistemas vivos abiertos (personas, animales, clima, ecosistemas) son muy impredecibles. Por ejemplo, la misma persona puede comportarse de manera diferente en las mismas circunstancias si se cambian ligeramente las condiciones iniciales.

Muchos están familiarizados con el término «efecto mariposa», que se popularizó tras la conferencia del meteorólogo Edward Lorenz «¿Puede el aleteo de las alas de una mariposa en Brasil causar un huracán en Texas?».

En ella, demostró que en sistemas abiertos y complejos como el clima, pequeños cambios al comienzo de los estudios (como redondear los datos a tres cifras en lugar de seis) pueden cambiar drásticamente los resultados finales. La teoría del caos estudia sistemas tan sensibles en los que los cambios más pequeños en las condiciones iniciales pueden llevar a cambios globales.

Pero incluso en sistemas caóticos, se pueden encontrar estructuras similares de eventos, patrones que se repiten en diferentes niveles. Resulta que el caos también puede ser dominado, y el comportamiento de sistemas complejos puede ser gobernado por reglas simples.

– Lo primero que se debe hacer para comprender sistemas complejos es definir sus límites. Al reparar una casa, puedes simplemente repintar las paredes y encalar los techos, o puedes cambiar el cableado, las tuberías, el parqué, hacer una nueva distribución, coordinarla, y así hasta el infinito. Es importante definir los límites.

– Luego, hay que encontrar los atractores, estados estables a los que el sistema tiende. Por ejemplo, el agua del grifo puede gotear o salir en un chorro continuo; no hay una tercera opción, estos dos estados son los atractores del sistema.

– Para cambiar un sistema complejo, como una organización empresarial o un sistema político, primero debe desestabilizarse el atractor anterior y luego encontrar un nuevo atractor, un nuevo estado estable. De esta manera, no solo puedes renovar la estructura del negocio o del estado, sino también cambiar sus valores y filosofía.

De la misma manera, una persona puede lograr cambios en su vida. Primero, desestabiliza tu estado actual; pregúntate, ¿a qué sirven tus hábitos actuales y qué contribuye a mantener tu estado actual? Luego, crea un nuevo atractor al pensar en qué nuevo hábito quieres formar.

2.5 Más allá de la lógica

Al pensar que la lógica es la mejor ayuda para comprender objetivamente el mundo que nos rodea, cometemos un gran error. Para comprender los sistemas, la lógica no es suficiente.

La mayoría de los momentos creativos se basan en años de arduo trabajo (no sin la ayuda de la lógica), pero nacen gracias a la intuición emocional y asociativa y la imaginación, y luego se construye una base lógica para ellos. ¿Por qué la lógica a veces no es efectiva?

– La lógica formal de causa y efecto no implica límites temporales, mientras que los sistemas existen en el tiempo y consideran el tiempo. Si tu temperatura corporal aumenta, sudarás; si sudas, tu temperatura corporal disminuirá. Resulta que si tu temperatura corporal aumenta, disminuye, lo cual es un sinsentido desde el punto de vista de la lógica que no tiene en cuenta el factor tiempo.

– La lógica formal es impotente frente a la autorreferencia (recursión). La autorreferencia implica que una evaluación se aplica a sí misma. Por ejemplo, «no te avergüences de tu vergüenza».

También incluye la famosa paradoja de Epiménides, en la que un habitante de Creta afirmaba que «todos los habitantes de Creta son mentirosos» (si es así, él también miente al decir que son mentirosos, lo que significa que no es un mentiroso y tiene razón, y así sucesivamente, hasta el infinito).

A menudo, los consejos dados en forma de recursión, como «¡Sé independiente y no escuches los consejos de nadie!», son confusos, ya que entonces no deberías escuchar ese consejo tampoco.

La salida es ocupar una metaposición (meta significa «sobre» o «más allá» en griego): salir del sistema, observarlo desde fuera y comprender el verdadero significado de lo dicho.

**2.6 Modelos mentales limitantes**

Algunos modelos mentales hacen nuestra vida más fácil y alegre, mientras que otros solo la complican. ¿Cómo identificar nuestros modelos mentales limitantes y problemáticos?

– Entiende lo que quieres: define tu objetivo. Luego, haz una lista de las dificultades que impiden lograrlo. Junto a cada una, describe cómo se manifiesta el problema y qué debe suceder para que deje de ser un problema. Pregúntate si este problema existe en realidad o si es inventado. Si se trata de una falta de habilidades o capacidades, esto puede ser un signo de un modelo mental limitante.

– Haz una columna izquierda en la que escribas lo que realmente piensas en una situación problemática, y en la columna derecha escribe lo que dices. Observa cuidadosamente qué conceptos generalizadores (siempre, nunca, todos, …), operadores modales (debería, podría, no puede, …), juicios valorativos y clichés (especialmente los que comienzan con «obviamente», «sin duda», «por supuesto») usas en tu discurso. Estos son los indicadores más claros de modelos mentales limitantes.

Otros signos de modelos mentales limitantes incluyen: defender la realidad de tus modelos, tener un estrecho círculo de intereses, no considerar importante adquirir nuevas experiencias, sacar conclusiones apresuradas, no gustar de la incertidumbre, tener una amplia gama de explicaciones para todas las situaciones, culparte a ti mismo y a los demás por los problemas que surgen, no gustar de replantear tus creencias.

– El negocio está determinado por los modelos mentales de las personas que participan en él. La resolución de problemas empresariales debe buscarse no solo en su estructura, sino también en los modelos mentales de quienes lo gestionan. Los modelos mentales se convierten en los mejores puntos de aplicación para el efecto palanca, que puede cambiar un sistema ineficaz.

Parte 3. PENSANDO DE UNA NUEVA FORMA

3.1 Aprendizaje

El aprendizaje es un concepto mucho más amplio que nuestra comprensión habitual de las lecciones escolares, conferencias universitarias o entrenamientos en el trabajo. Todo lo que hacemos nos enseña. El aprendizaje implica captar la retroalimentación que recibimos de nuestras acciones y cambiarnos a nosotros mismos utilizando esta retroalimentación. Al hacerlo, es importante recordar el propósito de nuestras acciones.

3.1.1 Aprendizaje simple (adaptativo) implica tomar decisiones sobre acciones futuras basadas en la retroalimentación y avanzar gradualmente hacia tu objetivo. No cambia nuestros modelos mentales, sino que utiliza los que ya están formados.

Hay dos tipos de aprendizaje simple. El primero se basa en la retroalimentación que se recibe en el momento de realizar la acción: son tareas simples como recordar acciones físicas sencillas.

El segundo implica habilidades más complejas, donde la retroalimentación llega con el tiempo, como aprender a jugar tenis. En este caso, la retroalimentación abarca todo un espectro de acciones que con el tiempo llevan a golpes y servicios precisos.

3.1.2 Aprendizaje generativo: mediante la retroalimentación, lleva a un cambio en nuestros modelos mentales. En el aprendizaje generativo, el circuito de retroalimentación puede ser amplificador (refuerza nuestros modelos mentales) o equilibrador (cuestiona los modelos existentes y busca reducir la diferencia entre la situación deseada y la real).

Si somos capaces de reevaluar nuestras acciones y queremos mejorar, nuestro camino es el aprendizaje generativo equilibrador. De lo contrario, solo reforzaremos nuestros modelos mentales hasta que la retroalimentación proporcione información tan absurda que finalmente nos hará cuestionar la corrección de nuestras creencias.

3.1.3 Para los negocios, así como para una vida exitosa en general, el aprendizaje simple y el generativo son importantes. El primero perfecciona las habilidades y hace que el trabajo sea más rápido y eficiente. El segundo permite cambiar el enfoque del negocio y la vida, dando un nuevo aliento y abriendo nuevos horizontes.

3.2 ¿Qué nos impide aprender?

– Ignorar parte de la retroalimentación, descartar parte de la información.
– La complejidad dinámica de los sistemas, que dificulta su estudio. La falta de lógica formal en los sistemas, el gran desfase temporal entre causa y efecto.
– Modelos mentales limitantes, ignorar los propios sentimientos.
– Dificultad para evaluar la retroalimentación. Por ejemplo, si una persona no llora, no significa que no esté herida.
– Un umbral de percepción y reacción demasiado bajo o demasiado alto.
– Incapacidad para hacer preguntas.

3.3 Perspectivas

– Una perspectiva es un punto de vista desde el cual observamos una situación. Una perspectiva inesperada ofrece la oportunidad de ver las cosas familiares de una nueva manera, y el pensamiento sistémico permite evaluar cómo interactúan los diferentes puntos de vista y forman un panorama general.

– Todo lo que nos permitimos ver crea nuestros modelos mentales. Y a la inversa, los modelos mentales nos permiten ver solo ciertas cosas, limitando nuestra visión. Esto crea una retroalimentación amplificadora y forma una visión del mundo limitada. El pensamiento sistémico rompe este círculo vicioso, elevándonos por encima de la situación y creando una nueva perspectiva.

– Existen dos enfoques opuestos para las evaluaciones: el subjetivo, que es la vista desde dentro del sistema, y el objetivo, que es la vista desde fuera. El pensamiento sistémico utiliza ambos. La objetividad total no es realista, ya que no podemos estar fuera de un sistema del cual somos parte; por lo tanto, la elección del enfoque depende de dónde tracemos los límites del sistema. En cuanto a la objetividad, existen dos tipos: la tuya propia y la de otra persona.

Tanto tus modelos mentales como los de otros son parte del sistema, y se conectan e interactúan entre sí. A menudo, para entender a otra persona, basta con mirar la situación y el sistema de tus relaciones desde fuera, reevaluar las prioridades en tu relación y analizar el significado de la secuencia de eventos.

Las relaciones entre los socios pueden ser complementarias cuando se comportan de manera diferente, alentándose mutuamente a reaccionar (parejas que pelean). O pueden ser simétricas cuando se provocan mutuamente para comportarse de manera similar (carrera armamentista).

– Aprende a asumir la responsabilidad. Pero no confundas la responsabilidad con la culpa; un enfoque sistémico debe eliminar la culpa y la autoculpabilidad de tu vida. Sé capaz de responder dignamente al desafío y evaluar la situación con claridad. Deja que tengas la opción de cómo actuar. Así es como se gana influencia.

Parte 4. Dibujando conclusiones

Mediante el pensamiento sistémico, se pueden plasmar las conclusiones sobre situaciones y sistemas utilizando imágenes gráficas. Un sistema representado en imágenes es más susceptible de análisis, permite identificar patrones y resolver problemas.

Al dibujar un modelo, recuerda que el protagonista eres tú y que se basa en tu experiencia personal. No olvides el objetivo. Puedes empezar a construir el modelo desde cualquier punto e incluir todo lo que sientes y sabes, prestando especial atención a los eventos repetidos, así como a los elementos que crecen o disminuyen.

Si deseas incluir elementos inmutables en el dibujo, reflexiona sobre su significado para ti. Define los límites del sistema (incluidos los temporales) y el círculo de personas que participan en él. Los gráficos pueden representar circuitos amplificadores y equilibradores, así como cualquier combinación de ellos.

Para ilustrar, consideremos un sistema que limita el crecimiento y consiste en dos circuitos diferentes: uno amplificador y uno equilibrador.

Una estrategia de publicidad exitosa puede funcionar bien la primera y la segunda vez, pero con el tiempo se vuelve aburrida para el público y deja de ser efectiva. O un antibiótico que antes era eficaz deja de funcionar con el tiempo, ya que las bacterias se adaptan a él. Así, el circuito equilibrador comienza a frenar el circuito amplificador.

También existen modelos de escalada, que consisten en dos circuitos equilibradores (carrera armamentista, guerra de precios entre competidores).

Dos circuitos equilibradores también pueden constituir un esquema de finanzas personales cuando una persona ahorra dinero y luego lo gasta de manera ineficaz. El modelo de monopolio (el dinero llama al dinero, la suerte atrae a los afortunados) o el de dependencia (nicotina, drogas) se compone de dos circuitos amplificadores.

El modelo en el que el circuito equilibrador está arriba y el amplificador está abajo se caracteriza por «parches temporales» (una solución rápida, pero que agrava los problemas a largo plazo).

También puede haber esquemas mucho más complejos compuestos de varios circuitos que adquieren claridad mediante representaciones gráficas.

Conclusiones

– Un sistema es una entidad cuyas partes interconectadas funcionan como un todo. El pensamiento sistémico se centra en el sistema en su conjunto, sus partes y, lo que es muy importante, las conexiones entre sus partes.

Las propiedades del sistema se denominan emergentes porque solo surgen en el proceso de su funcionamiento. Por lo tanto, para comprender las propiedades de un sistema, es necesario observarlo en acción, yendo de lo general a lo particular.

– Dado que el comportamiento de los sistemas depende más de las conexiones entre sus elementos que de los elementos mismos, identificar los mismos principios y características de comportamiento permite comprender las propiedades de diferentes sistemas. Incluso en sistemas aparentemente caóticos, se pueden encontrar estructuras similares de eventos que se repiten en diferentes niveles.

– Hay un límite para el crecimiento de los sistemas, después del cual se vuelven engorrosos, difíciles de manejar y es más difícil identificar problemas potenciales.

En los negocios y otras estructuras organizativas, los sistemas grandes son mejores si se dividen en partes más pequeñas con niveles de gestión intermedios. Un sistema no puede funcionar mejor que su eslabón más débil. Al intentar mejorar el sistema aumentando la eficiencia de una de sus partes, el sistema pierde su equilibrio.

– Los sistemas complejos, incluso los más ineficaces y desafortunados, son bastante estables y se resisten a cualquier cambio. Para cambiar un sistema, es necesario encontrar su punto vulnerable y concentrar los esfuerzos allí (el llamado «principio de la palanca»).

Además, un sistema puede cambiarse desestabilizándolo y encontrando un nuevo atractor, un nuevo estado de estabilidad hacia el cual tenderá.

– El pensamiento sistémico no es lineal; se caracteriza por circuitos de retroalimentación: amplificadores y equilibradores. Con cada ciclo, la retroalimentación amplificadora aleja más al sistema de su estado original, mientras que la retroalimentación equilibradora mantiene la estabilidad del sistema y se opone al cambio.

El aprendizaje también se basa en la retroalimentación. Al analizar cualquier retroalimentación, es importante recordar el retraso en la reacción en el tiempo.

– El mundo es ilógico y caótico, por lo que no basta con la lógica para comprenderlo. La lógica formal de «causa – efecto – stop» no funciona en los sistemas, ya que son cíclicos (la causa puede ser el efecto y viceversa), el factor tiempo está presente y la recursión (la evaluación se aplica a sí misma).

– Nuestros modelos mentales también son sistemas. Todo lo que nos permitimos ver los crea. Y a la inversa, los modelos mentales nos permiten ver solo ciertas cosas. Esto crea una retroalimentación amplificadora y forma una visión del mundo limitada.

El pensamiento sistémico, que utiliza tanto enfoques de evaluación objetivos como subjetivos, permite salir del círculo de estereotipos, comprender mejor la situación y a otras personas, y cambiar los modelos mentales limitantes. Mejora tus modelos mentales y esfuerza por percibir tu experiencia de manera objetiva.