¿Alguna vez has trabajado en un equipo donde todos piensan que son los mejores y no están dispuestos a escuchar a los demás?. Eso puede ser una verdadera pesadilla!

Pero, ¿qué pasa cuando todos en el equipo tienen una actitud de humildad?. La dinámica cambia completamente. Con un equipo así, es más fácil fomentar la colaboración, la creatividad y la mejora continua.

En esta publicación, voy a explorar cómo la humildad intelectual puede ser la clave para tener equipos de trabajo más eficaces y cómo fomentarla en tu propio equipo.

Pero no te confundas, esto no trata sobre freses motivacionales estilo «LinkedIn cringe», si no más bien de algo real que sucede en todos los equipos, la falta de humildad de algunos de sus integrantes.

Cuando hablo sobre humildad intelectual, me refiere a la capacidad de una persona de ser consciente de los límites de su conocimiento y habilidades. Esta cualidad no está necesariamente relacionada con mejores habilidades cognitivas, pero tenerla puede ofrecer beneficios. A nadie le agrada personajes enamorados de si mismos.

Las personas con humildad intelectual son más auto-reflexivas que el resto, es decir, reflexionan sobre sus propias creencias y acciones. Son sociables porque les gusta trabajar en equipo, compartir ideas y opiniones.

También son comprensivos hacia las perspectivas o ideas de los demás, lo que significa que les importa realmente lo que otros piensan o sienten acerca del tema. Estas características hacen un agrado trabajar con ellos debido a esta actitud positiva frente a la vida profesional y personal.

La humildad intelectual es una actitud importante para tener cuando se está tratando con el conocimiento. Se trata de reconocer y comprender los límites de nuestro propio conocimiento, aceptar que las cosas en las que creemos pueden estar equivocadas, y por su puesto, estar siempre abierto a nuevas ideas y puntos de vista opuestos.

Esto significa buscar información que entre en conflicto con nuestra visión del mundo, admitir errores cuando sea necesario e intentar escuchar reflexivamente antes de sacar conclusiones precipitadas. Es importante sentirse cómodo diciendo «podría estar equivocado» o simplemente «no lo sé». La humildad intelectual nos ayuda a mantener una mente abierta y nos permite aprender constantemente

Esto no significa no tener opinión alguna, ser fácil de convencer o carecer de confianza. Más bien, significa ser honesto acerca de nuestras propias deficiencias, prejuicios y puntos ciegos, y aceptar la posibilidad de estar solo a medias o incluso completamente equivocado.

La humildad es una virtud esencial para ser un buen jugador de equipo. Un jugador que sea humilde reconocerá sus errores y los de sus compañeros de equipo, trabajará duro para mejorar todos los aspectos del juego y estará abierto a recibir consejos o críticas constructivas.

Ser humilde también significa no culpar a otros cuando las cosas salgan mal, sino asumir responsabilidad por su propio desempeño y mostrar empatía hacia los demás.

Me gusta cuando alguien es honesto sobre su punto de vista y está dispuesto a admitir que podría no tener todas las respuestas, o que puede haber otros puntos de vista valiosos para considerar.

Me gusta cuando alguien reconoce la posibilidad de equivocarse, ya sea en sus propias opiniones o en el conocimiento general.

Esta humildad intelectual demuestra el verdadero carácter del individuo, mostrando que están abiertos a nuevas ideas e información, lo que contribuye a un ambiente saludable y productivo.

Cuando se trabaja con personas intelectualmente cerradas y que se sobreestiman, hay una sensación de agobio y es difícil desarrollar ideas o formularles preguntas. Esto se debe a la barrera invisible que estos individuos crean alrededor de sí mismos, impidiendo establecer relaciones genuinas entre ellos y los demás.

Además, su tendencia a centrarse en sus propias opiniones sin considerar las contribuciones externas puede resultar frustrante e impedir el avance de las ideas.

Bertrand Russell decía:

«Todo el problema del mundo es que los tontos y los fanáticos siempre están tan seguros de sí mismos, y las personas más sabias tan llenas de dudas».

Puedes comenzar a desarrollar la humildad intelectual así:

  1. En lugar de tratar de hacer todo tú solo, pide ayuda a otras personas que tengan más experiencia en una determinada área.
  2. Si necesitas ayuda para resolver un problema, busca a alguien que tenga conocimientos especializados en ese área en lugar de tratar de resolverlo tú mismo.
  3. Si te sientes abrumado por un proyecto, reconoce que no puedes hacerlo todo solo y pide ayuda a tus colegas.
  4. Si quieres mejorar en un deporte o un instrumento musical, busca a alguien que tenga más experiencia y pide consejos o toma clases con ellos.
  5.  Si alguien te da una sugerencia para mejorar, considera seriamente su punto de vista en lugar de rechazarlo de inmediato.

En resumen, fomentar la humildad te puede ayudar a aprender más rápido y adaptarte mejor a los cambios, ya que te permite ver tus propios puntos ciegos y debilidades, aceptar tus limitaciones y aprender de otras personas y experiencias.

También puede ayudarte a hacer preguntas adecuadas a las personas adecuadas y a mantener una mente abierta y estar dispuesto a aceptar el cambio. La humildad no se trata de pensar menos en uno mismo, sino más bien de pensar menos en ti mismo y enfocarse en hacer lo correcto o lo necesario.

¡Recuerda: no puedes saberlo todo y no tienes que hacerlo todo solo!