La inteligencia artificial es una de esas tecnologías innovadoras que pueden ser una bendición o una maldición, eso dependerá exclusivamente de cómo la utilizaremos en el futuro.
Tiene tanto potencial para mejorar nuestras vidas como para causar un daño potencial si no tenemos cuidado. Veamos algunos de los principales riesgos que he ido detectando:
IA que nos engaña. Las máquinas podrían fingir ser amigables pero en realidad estar tramando cómo manipularnos para lograr sus propios objetivos. No suena nada alentador.
Entre los ejemplos de engaño de la IA se encuentran CICERO de Meta, un modelo de IA diseñado para jugar al juego de conquista mundial de la construcción de alianzas Diplomacy, que resultó ser un maestro del engaño, y los sistemas avanzados de IA que pueden utilizar el engaño de forma autónoma para escapar del control humano.
Es probable que los humanos parezcamos menos especiales y únicos. Esto podría ser difícil de aceptar para muchas personas.
Armas autónomas. Nadie quiere drones asesinos (LAWS) o misiles guiados por IA que podrían cometer errores catastróficos. Sería como desatar una nueva carrera armamentista fuera de control, y poner en manos de máquinas decisiones letales sin control humano suena terrorífico.
La carrera por desarrollar IA militar avanzada no tiene reglas y tampoco límites. Rusia y China se apresuran en implementar sistemas con IA, mientras EEUU va actualizando sus directivas de armas autónomas para mantener ventaja. Surgen temores sobre terrorismo, hacking y pérdida de control humano.
La IA promete revolucionar la guerra, con gran potencial pero también graves riesgos éticos y existenciales si no se regula internacionalmente.
Noticias falsas hiper-realistas. Imagina que la IA puede fabricar videos tan convincentes que ya no se puede confiar en nada que veas en línea. Podría manipular a la gente para radicalizar sociedades enteras. No suena nada bien para la democracia.
Los deepfakes, que son videos manipulados altamente realistas, tienen el potencial de engañar y manipular a las personas a gran escala, lo que tiene graves consecuencias para la sociedad y las personas.
Demasiada dependencia de las máquinas. Si dejamos que la IA haga cada vez más tareas importantes por nosotros, ¿no nos volveremos mas flojos y perderemos habilidades esenciales? Podríamos terminar en un mundo dominado por la tecnología al que ya no tendremos acceso. La dependencia excesiva de la IA podría conducir a la vulnerabilidad de la existencia humana si los sistemas fallan o funcionan mal.
A medida que la IA realiza tareas más avanzadas, existe el riesgo de que las habilidades laborales existentes se vuelvan obsoletas, lo que requeriría volver a capacitarse y mejorar nuestras habilidades siguiendo un bucle infinito.
Crear una carrera por una IA poderosa. Los gobiernos y las grandes empresas quieren desarrollar su propia IA potente lo más rápido posible para ganar poder y dinero. Pero en esa prisa, ¿considerarán realmente la ética y la seguridad?
Los sistemas de IA necesitan muchos datos para funcionar bien. Pero las empresas y gobiernos que controlan estas IA pueden no usar los datos de forma ética. Esto será muy difícil de controlar y regular.
Aunque hay un cambio en las actitudes hacia un enfoque más cauteloso, con algunos llamados tibios a la supervisión, las revisiones de su seguridad y la regulación para garantizar un desarrollo responsable.
Por ejemplo, en Filipinas, hay un llamamiento público a favor de la ética, la seguridad y la gobernanza de la IA. ¿Chile?. Nada aún.
IA fuera de control. Los nuevos modelos de IA parecen volverse cada día más inteligentes, una inteligencia que los propios creadores no anticipan. Eso los hace útiles, pero también riesgosos e impredecibles. Es como dejar que un extraño extremadamente inteligente entre a tu casa.
Con un uso generalizado de la IA es probable que los humanos perdamos el control. Muchas personas donde me incluyo, no entendemos estos sistemas a fondo ni tenemos influencia sobre ellos (usar ChatGPT no es entender la IA). Si confiamos ciegamente en la IA, corremos el riesgo de perder nuestra independencia y libertad de decisión.
Cuanto más autónoma sea la IA, será más difícil determinar quién es responsable cuando algo sale mal.
En el peor de los casos, una IA podría causar nuestra extinción, ya sea por error, por perseguir objetivos que nos perjudican, o por cualquier otro motivo relacionado con su existencia.
¿Deberíamos renunciar por completo a la IA? Claro que no.
Solo necesitamos encontrar el equilibrio correcto entre fomentar su potencial y controlar sus riesgos. Con regulaciones sensatas que no frenen sus desarrollo pero con supervisión cuidadosa y mucha deliberación pública, es decir, con control de la ciudadanía.
Deberíamos poder disfrutar los beneficios de la IA y minimizar los daños que aunque no los queramos serán inevitables.
Hoy, si eres un estudiante, un profesional o un emprendedor…. tienes el desafío, el deber, la obligación… de subirte a este barco y no quedarte abajo. ¿Porqué?, si no lo haces otros lo harán y tomarán esa oportunidad.
Debemos aprovechar las nuevas oportunidades que trae la inteligencia artificial, actualizando nuestros conocimientos y habilidades. ¿Donde?: Youtube, Coursera, Edx, Platzi, en fin, no nocesitas ir a la universidad para seguir aprendiendo.