Cada persona camina a su propio paso. Algunos siguen el ritmo de la multitud, borregos tras el pastor; otros bailan al son de su propia melodía.

Yo propongo que la libertad se encuentra en la elección de ese camino solitario. ¿Por qué? Porque cada persona es un individuo único, con pensamientos y sentimientos propios, y a veces la multitud puede sofocar esa singularidad.

Comencemos en el ámbito laboral. En un ambiente de oficina, los proyectos a menudo se llevan a cabo en equipos. Si todos siguen ciegamente al líder del proyecto, sin cuestionar ninguna propuesta o decisión, si todos actúan como borregos, ¿dónde queda la innovación? Las organizaciones pueden estancarse.

Por ejemplo, un grupo de trabajadores está encargado de revisar la calidad de los manzanas en una linea de emabalaje y descartar los que estén defectuosas. Todos siguen el criterio del supervisor, que es muy estricto y rechaza cualquier producto que tenga la menor imperfección.

Sin embargo, uno de los trabajadores sabe que hay un método más flexible y eficiente, que permite aprovechar algunos productos que el supervisor desecha. Pero por miedo a contradecir al grupo, se calla, y la oportunidad de mejorar el rendimiento se pierde. 

Pero no todas las voces son iguales. Algunas voces gritan para ser escuchadas, otras simplemente susurran. Y algunas de estas voces, a menudo las más calladas, pueden llevar a la solución a un problema enraizado. Por tanto, es vital prestar atención a las voces más silenciosas, para no perder de vista estas perlas de sabiduría.

Incluso en la vida personal, el comportamiento de grupo puede ser un obstáculo. Cuando todos piensan igual, actúan igual y visten igual, ¿dónde queda la individualidad? ¿Dónde queda la autenticidad? La originalidad se pierde en la uniformidad del grupo, y en su lugar se forma una conformidad forzada.

Pero no hay que temer al comportamiento grupal. Debemos enfrentarlo.

¿Cómo? Aquí hay algunas estrategias:

Primero, recuerda quién eres. Mantén siempre tu esencia. No permitas que la multitud diluya tus ideas, tus metas y tu personalidad. La integridad personal es tu faro en ese mar de la conformidad.

Segundo, busca la diversidad. Rodearte de personas con diferentes perspectivas puede ayudarte a crecer y aprender. No tienes que estar de acuerdo con todos, pero sí tienes que estar dispuesto a escuchar.

Tercero, practica el pensamiento crítico. No aceptes ciegamente las ideas del grupo. Cuestiona, reflexiona, analiza. La sabiduría no está en seguir al rebaño, sino en discernir cuándo seguir y cuándo tomar tu propio camino.

Finalmente, ten coraje. Caminar solo puede ser desafiante, pero también puede ser gratificante. No te conformes con ser un borrego cuando puedes ser una persona que toma sus propias decisiones sin miedo a los comentarios.

La vida es muy corta para ser una mera imitación. No seas un borrego. Toma el camino menos transitado. Ese es el propósito de la vida: encontrar nuestro propio camino, seguir nuestra propia melodía, bailar a nuestra propio ritmo.

Todo lo anterior se conoce como sesgo de grupo, que en otras palabras, es la tendencia a alinearse con las opiniones y decisiones del grupo, a veces a expensas de la lógica o de las opiniones individuales.

Este fenómeno abunda en entornos laborales. Los equipos se forman para resolver problemas, pero cuando los miembros caen en el sesgo de grupo, se suprimen las opiniones divergentes y se pierden las soluciones innovadoras. La singularidad se sacrifica en el altar de la conformidad, y el progreso se estanca.😐

Algunas ideas finales

Aunque el comportamiento de grupo es natural en la sociedad y ha ayudado a que nuestra sociedad propespere a través de los años, también tiene sus desventajas.

La conformidad puede sofocar la innovación, y la adhesión ciega a las normas del grupo puede suprimir la individualidad.

Es útil recordar que cada uno de nosotros tiene una voz y una perspectiva única y valiosa. No debemos permitir que el rugido del grupo silencie nuestras voces.

Al resistir el comportamiento de grupo, afirmamos nuestra individualidad y preservamos nuestra autenticidad.