Categoría: Toma de decisiones

Un antídoto a la sobreconfianza

En mi publicación anterior, escribí cómo la humildad, el estudio constante y la apertura mental pueden ser pilares para forjarnos opiniones bien fundadas, esenciales para comunicar y defender nuestras ideas con confianza.

Esta base sólida nos permite expresarnos con seguridad. Sin embargo, hay que mantener un delicado equilibrio, ya que la línea entre la confianza informada y el exceso de confianza es delgada y fácil de cruzar.

Ahora, me dirijo al otro extremo del espectro: el exceso de confianza y la falta de humildad, dos ingredientes que irónicamente alimentan la ignorancia en lugar de combatirla. 

Aquí te ofrezco una serie de antídotos que si se aplican conscientemente, pueden evitar que caigamos en la trampa de la sobreconfianza.

1. Humildad ante el desconocimiento: Siempre es mejor admitir cuando no sabemos algo, en lugar de disfrazar nuestra ignorancia con falsa confianza. Este es el primer paso hacia un aprendizaje de verdad.

2. Reconocer nuestras limitaciones: Todos tenemos una «zona de incompetencia». Identificarla y respetarla nos ayuda a evitar hablar con autoridad sobre temas que no dominamos. Delinea tu círculo de competencia.

3. Conocimiento no es transferible por que si: Ser experto en un campo no nos convierte automáticamente en autoridades en otro. Cada disciplina tiene sus particularidades y merece nuestro respeto y esfuerzo para ser comprendida.

4. Evitar soluciones simplistas: Los problemas complejos raramente tienen respuestas fáciles. Adoptar una visión sistémica nos permite apreciar y abordar esa complejidad con el cuidado y esmero que merece. Las soluciones simples son para problemas simples.

5. Información de calidad: Es importante buscar datos y perspectivas que no solo confirmen nuestras creencias previas. El conocimiento se construye sobre la diversidad de fuentes y puntos de vista.

6. Escucha activa: La verdadera sabiduría a menudo se encuentra en el diálogo con aquellos que no están de acuerdo con nosotros. Escuchar con la intención de entender, no solo de responder, puede ser revelador para tus ideas y creencias.

7. Conocer ambos lados del argumento: Una opinión sólida es aquella que ha sido desafiada. Comprender los contraargumentos tan profundamente como los argumentos a favor afina nuestro criterio.

8. Aprendizaje constante: La ignorancia no es un pecado, pero estancarse en ella sí puede serlo. La educación es un viaje sin destino final, donde cada paso cuenta. El aprendizaje es para siempre, no importando la etapa donde te encuentres.

9. Desconfiar de la complacencia: Cuando creemos saberlo todo sobre algo, es probablemente un indicador de que nuestro conocimiento es superficial. La sobreconfianza es una señal de alerta que no debemos ignorar.

10. Introspección: Preguntarnos regularmente si estamos siendo víctimas de la sobreconfianza o cerrando nuestra mente a nuevas ideas puede mantenernos en el camino correcto hacia crecimiento intelectual.

Para concluir, una confianza bien robusta nace de una postura de humildad intelectual. Reconocer nuestros límites y nuestra ignorancia, es lo que nos permite construir una base de conocimientos fuerte y confiable.

La idea es mantener siempre una actitud crítica hacia nuestras propias convicciones para seguir aprendiendo.

Sobre tener opiniones

Tiempo y esfuerzo, esto requiere lograr y tener una opinión informada. Los pensamientos superficiales no son suficientes. Tenemos que profundizar, tal como cuando desarrollamos una habilidad.

Antes de hablar de un tema, debes identificar los mejores argumentos en contra de tu posición. Si no puede presentarlos bien, no podrá dominar la discusión.

Debes buscar opiniones que difieran de la tuya. No te quedes en tu “burbuja” o cámara de eco.. Escuche otras perspectivas/ideas para eliminar prejuicios.

Tienes que estar dispuesto a cambiar de opinión. Aferrarte a tus ideas sin cuestionarlas te vuelve dogmático y estúpido. Debes adaptarte y aceptar nuevos datos o información. Discutir por discutir e intentar ganar la discusión a toda costa también es poco inteligente.

Determina qué evidencia te haría cambiar de opinión. Si no lo sabes, no comprende bien el problema. Defínelo.

Intenta convertir a tus críticos en aliados en lugar de enemigos. Comprender sus argumentos puede fortalecer o mejorar tu posición.

Admíte cuando no tengas suficiente información sobre algo. En lugar de emitir una opinión infundada, mejor decir «No lo sé».

Somos buenos ignorando el pasado

¿Ignoramos las lecciones que la humanidad ya aprendió a través de los siglos?

Creo que si, bien seguido y lo seguiremos haciendo.

«Los muertos superan a los vivos 14 a 1 dijo Niall Ferguson». Es decir, contamos con vasta experiencia acumulada de todas las generaciones pasadas, pero le damos la espalda una y otra vez a ese valioso conocimiento que vamos heredando.

Generalmente, vamos actuando con un poquito de arrogancia, como si las enseñanzas de la historia no fueran relevantes en nuestra era moderna. Pero al hacerlo, asumimos grandes riesgos. Estamos condenados a repetir errores que podemos evitar y tropezar una y otra vez con las mismas piedras de siempre.

Deberíamos tener un poco de más humildad y estudiar con detenimiento el pasado. Incorporando sus lecciones a nuestras vidas, desde la política hasta la crianza de nuestros hijos.

Necesitamos aprovechar la sabiduría de épocas remotas sobre temas universales: la amistad, las crisis económicas, los métodos de liderazgo. Hay un mundo de experiencias acumuladas esperándonos.

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La identidad grupal moldea nuestras creencias

A menudo asumimos que nuestras creencias se basan en un cuidadoso análisis racional de los hechos. Pero la realidad, es que solemos conformar nuestras opiniones y convicciones de acuerdo a nuestro sentido de pertenencia. La afiliación tribal ejerce una enorme influencia sobre nosotros.

Tomemos el ejemplo del cambio climático. La evidencia científica sobre este fenómeno bastante sólida, sin embargo, muchos lo niegan enfáticamente. Curiosamente, el nivel educativo no parece incidir demasiado en esta negación.

Lo que sí predice fuertemente las creencias sobre el cambio climático es la identidad política. Entre conservadores/derecha se niega masivamente, simplemente porque esa es la postura que ha adoptado dicho sector. La pertenencia grupal determina la opinión, más allá de cualquier análisis objetivo.

Nos ocurrió lo mismo a lo largo de la pandemia de COVID-19. Las creencias sobre la gravedad del virus, o la eficacia de las vacunas, se segmentaron fuertemente según afiliaciones políticas. La evidencia científica quedó opacada por la necesidad de afirmar la propia identidad tribal.

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El reto de impulsar un cambio

Todos tenemos algo que queremos cambiar. Ya sea la opinión de una persona, el comportamiento de un hijo o transformar por completo una organización. El deseo de cambio es inherente al ser humano.

Sin embargo, provocar ese cambio suele ser extraordinariamente difícil. Por mucho que presionemos o intentemos persuadir, a menudo parece que no logramos nada.

Una de las razones por las que el cambio es tan complicado es lo que los psicólogos denominan «sesgo del status quo». Tendemos a aferrarnos a lo conocido y familiar, incluso cuando hay mejores alternativas disponibles. Preferimos lo viejo y defectuoso antes que adoptar algo nuevo y mejorado.

Esto se debe en parte a que sobrevaloramos las desventajas potenciales de un cambio, mientras ignoramos sus ventajas. Perder algo que apreciamos pesa más que la expectativa de ganar algo nuevo. Por ello, para vencer la inercia se necesita que el beneficio potencial de la novedad sea al menos el doble de la posible pérdida.

Otra razón es que no tenemos en cuenta los costos ocultos de cambiar: el esfuerzo de aprender algo nuevo, la incertidumbre, el temor a equivocarse. Estos costos emocionales refuerzan nuestra tendencia a evitar lo desconocido.

Superar esta aversión natural al cambio requiere estrategias creativas. Hay que minimizar lo que se pierde, maximizar las ventajas de la novedad y apoyar el proceso de adaptación. Sólo así se podrán vencer las barreras psicológicas y hacer que el cambio sea atractivo y duradero.

Cómo simplificar las cosas

Llevo tiempo pensando en que la habilidad de simplificar se ha ido perdiendo dentro del abanico de talentos de las personas. Es un requerimiento básico para trabajar más inteligente.

Me enfocaré dándole una definición propia y un contexto para desarrollarla y practicarla.

La simplificación es una herramienta poderosa para mejorar la productividad, ahorrar tiempo y energía mental. Consiste en eliminar o reducir al mínimo las tareas o procesos innecesarios o poco efectivos, y enfocarse en lo que es realmente importante.

Antes de proceder directamente a la simplificación, veamos qué «cosas» generalmente se pueden simplificar.

Cuando simplificamos, nos permitimos ahorrar tiempo y energía mental para que podamos centrarnos en lo importante. Hay varias cosas que pueden ser simplificadas , desde reorganizar nuestro espacio de trabajo hasta la planificación de proyectos.

Por ejemplo, reducir del número de aplicaciones que utilizamos en el teléfono ayuda a mantener el orden. 

Simplifica tus procesos hoy mismo y descubre cuánta diferencia significan un par de cambios bien implementados.

Simplifica tus compromisos

Simplificar tus compromisos es clave para no sentirte abrumado. Obligaciones en el trabajo, en la casa, con los niños, eventos sociales y así un sin fin de compromiso. Es fácil sentirse sobrecargado cuando hay demasiadas responsabilidades en nuestras vidas.

Deberías liberarte de algunas de estas obligaciones para poder enfocarte en lo verdaderamente importante (principalmente los eventos sociales). También es útil combinar actividades para ahorrar tiempo y simplificar nuestras vidas.

Esto significa buscar maneras creativas de aprovechar mejor nuestro tiempo y evitar situaciones en las que no podemos cumplir con todos nuestros compromisos.

Simplificar tus objetivos

Si reducimos nuestra lista de objetivos a solo 3, podemos enfocarnos mejor, evitar ese estrés que se va acumulando y concentrar nuestra energía en lo que es importante.

Antes de empezar, haz un inventario de tus principales objetivos en la vida y elije los 2 o 3 más relevantes en este momento. Despúes, comienza a tomar acciones concretas para lograrlos. 

Simplifica tus palabras

Para mejorar nuestra comunicación, simplificar el lenguaje. Evita usar oraciones complicadas y palabras difíciles de entender. En su lugar, mantengamos el mensaje limpio y específico, así expresaremos mejor nuestras ideas y pensamientos sin confundir a las otras personas.

Simplifica la elección

Tomamos decisiones todos los dias, a cada rato. Si nos concentramos demasiado en cada decisión que tomamos, perdemos una gran cantidad de energía mental sin darnos cuenta.

Para evitar este problema, y por ejemplo, tomo el mismo desayuno todos los dias.

En lugar de guardar ropa que quizá algún día utilizaré, solo guardo aquellas prendas que realmente uso. Así no pierdo tiempo en elegir entre tantas  opciones.

Simplifica el trabajo

Simplificar el trabajo es un reto, especialmente hoy con tantas ladrones de atención. Aquí lo importante es enfocarnos en lo que verdaderamente importa y eliminar todas esas distracciones externas que nos frien el cerebro

Esto significa identificar nuestras prioridades, establecer plazos claros y deshacernos de cualquier cosa innecesaria o distractora.

Al enfocarnos en la tarea más importante, podremos completarla con mayor eficiencia y obtener mejores resultados. Además, al simplificar el trabajo, aumentaremos nuestra productividad general ya que podremos concentrarnos mejor en los objetivos clave sin perder energía ni tiempo valioso con cosas inútiles.

Por lo tanto, enfocarse en lo que realmente vale la pena es clave para simplificar nuestras obligaciones laborales diarias.

Comienza a simplificar tu vida

Aquí hay algunas estrategias que utilizo y que te podrían ayudar.

Crear listas cortas

Cualquiera que sea el tema:

  • Tres objetivos para la semana.
  • Tres objetivos en la jornada.
  • Tres valores a los que te vas a adherir.

Esto te da una dirección clara para la acción y no te sentirás abrumado. El estrés ocurre cuando una persona está bajo presión. Y surge como resultado de una larga listas de objetivos pendientes.

Ordena tu navegador

Ordena tu navegador, tenerlo ordenado es importante ya que ahí pasamos la mayor parte del dia trabajando. Intenta no usar más de tres pestañas a la vez y considera utilizar una herramienta como Workona para guardar tus marcadores y favoritos.

Si vas a estar durante mucho tiempo en un sitio web, activa el modo de pantalla completa (F11 ) y borra el caché, historial y cookies de vez en cuando para que tu navegador funcione más rápido

De esta manera, podrás mantener tu navegador ordenado y optimizado para un trabajo más eficiente.

Deshazte de las cosas, especialmente de las grandes.

La tecnología nos da más por menos. Una laptop sirve para trabajar, divertirse y aprender, todo sin ocupar mucho espacio.

En cambio lass cosas grandes y pesadas son difíciles de guardar y cuesta moverlas.

No acumules basura. Recicla. Dona. Recuerda la sensación de alivio al liberar espacio. Úsala a tu favor.

Aplica el principio 80/20

El principio de Pareto, es una gran herramienta para apriorizar y enfocarnos en el 20% de nuestras acciones que nos darán los mejores resultados.

Este principio se puede aplicar a casi cualquier aspecto de nuestra vida, desde la administración del tiempo hasta los objetivos financieros.

Nos dice qué importa y qué no. Nos ayuda a poner energía donde vale la pena.

Algunos ejemplos:

Con el principio 80/20, te darás cuenta de que sólo el 20% de tus conocidos realmente aportan algo positivo a tu vida.

¿Desalentador y hasta un poco triste?. Si, pero la verdad es que hay muchas personas en tu círculo social que no agregan nada valioso a tu vida.

Estas son las personas con las que pasamos la mayor parte del tiempo sin darnos cuenta. Para obtener lo mejor, necesitamos centrarnos en las relaciones que nos satisfacen y nos impulsan a hacer cosas grandes.

  • El 80% de lo que hacemos no nos acerca a nuestras metas.
  • El 80% de nuestras metas no se cumplen, ya sea por errores o porque no importaban tanto.
  • El 80% de nuestros pensamientos no nos llevan a ninguna parte.

Por supuesto, el 80% y el 20% son números relativos. Puede haber una proporción de 65% a 35% o incluso 99% y 1%. Pero la esencia es la misma, la gran mayoría de nuestros esfuerzos, pensamientos o acciones no aportan ningún beneficio. Y solo en raras ocasiones conducen a excelentes resultados.

Aprende a pensar en un estilo 80/20. Fíjate en lo que está oculto. Intenta ver lo que otros no pueden ver. Analízate a ti mismo y a tus acciones, tratando de encontrar el 20% más productivo.

Deshazte de algunas obligaciones

Podemos deshacernos de algunas obligaciones sin sentirnos culpables. Por su puesto que si.

Decir no a las tareas sin valor nos da tiempo y energía para lo que importa.

Nos libera y nos da más fuerza para los desafíos que importan. Nos ayuda a simplificar y centrarnos en lo que cuenta.

Consideraciones importantes

O por qué no deberías simplificar excesivamente

Hay tareas y proyectos que son complicados por naturaleza, y para hacerlos bien necesitas prestar atención a cada detalle. Si abusamos de la simplificación podríamos pasar por alto algunas cosas clave y el resultado final no sería el mejor.

Si hacemos todo demasiado sencillo, limitamos nuestra creatividad.

También podríamos perder habilidades para lidiar en situaciones más complicadas. Esto nos puede perjudicar la vida en nuestreo trabajo y también en la vida personal.

Por último, la simplificación excesiva podría llevarnos a deshumanizar nuestras relaciones con las demás personas. Podríamos empezar a tratarlas como objetos o simplemente como medios para alcanzar nuestros objetivos, y eso afectaría nuestras relaciones.

Entonces ya sabes, simplifica tu vida pero evita los extremos. Como siempre, las cosas están en el medio. Evita los extremos. 

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