Tu delantal blanco no me engaña

El sesgo de autoridad es como un iceberg flotando en el mar de la toma de decisiones humanas. Lo que vemos en la superficie es una tendencia hacia el respeto y la obediencia hacia las figuras de autoridad. En su forma más básica, es el acto de confiar en la palabra de alguien simplemente porque están en una posición de poder o tienen ciertas credenciales.

Este sesgo surge de una intuición primitiva: la supervivencia del grupo dependía de la obediencia a la jerarquía. «El líder sabe más», era la idea comúnmente aceptada. No acatar podría resultar en el destierro de la tribu.

Pero al igual que un iceberg, lo que vemos en la superficie es solo una pequeña fracción de la totalidad.

Bajo el agua, las profundidades ocultas del sesgo de autoridad contienen capas más complejas. Vemos la disminución del pensamiento crítico, donde las personas pueden seguir instrucciones sin cuestionarlas. Vemos la delegación de responsabilidad moral, donde los individuos desplazan la culpa de sus acciones a los líderes que siguen. Y vemos cómo el miedo al castigo o al ostracismo puede hacer que las personas obedezcan a las autoridades incluso cuando sus órdenes contradicen la ética y moral.

Imagina que estas sentado en una sala de espera de una clínica, nervioso y expectante porque esperas los resultados de un examen. Una puerta se abre y un médico entra. Está vestido con un delantal blanco inmaculado. De inmediato, sientes alivio, una sensación de confianza en la persona que lleva la delantal blanco. Pero, ¿realmente implica que la persona sea competente y esté bien informada? ¿O simplemente estas cayendo en el sesgo de autoridad?

Cuando nos enfrentamos a decisiones que tienen que ver con nuestra salud, tendemos a depositar nuestra confianza en la figura del médico. Su autoridad percibida, simbolizada por el delantal blanco, a menudo nos disuade de cuestionar su juicio o buscar una segunda opinión. Pero los médicos, como cualquier ser humano, son susceptibles al error. No todos los que usan delantal blanco son expertos, y el color del uniforme no garantiza la competencia.

Ahora imagina ese delantal blanco en la propaganda política. ¿Lo recuerdas?. Es un clásico, todos los candidatos médicos recurren al delantal blanco. Saben que emanan autoridad. Inclusa algunos presidentes lo han reconocido abiertamente.

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La carga del ancla

El ancla es un objeto pesado, diseñado para mantener a raya a los barcos en medio del viento y las olas. Sin embargo, en nuestra mente, el ancla tiene un propósito similar, pero con consecuencias potencialmente desastrosas. Los psicólogos le llaman «sesgo de anclaje», un faro mental que nos mantiene encadenados a la primera pieza …

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Generales después de la batalla

El sesgo retrospectivo es una falla de nuestra mente. Todos victimas de el. Un engaño que nos hace creer que sabíamos lo que iba a pasar, pero solo después de que ya ha sucedido. Es un truco que se juega en la mente, una mentira que contamos para consolarnos. Imagínate enfermo. Pasas meses sintiéndote mal, ignorando …

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No hay almuerzo gratis

El principio de reciprocidad. Ese peso en el aire después de que alguien nos da algo. Un regalo. Un favor. Un gesto. La obligación invisible que nos insta a devolver lo recibido. Poderoso y universal. Carga las relaciones humanas, dirige las interacciones. Siempre presente, aunque a menudo oculto. Pensemos en un amigo. Ofrece su tiempo, …

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Las ideas no tienen dueño

Las ideas son como las aves. Nacen en la mente, crecen con la alimentación del pensamiento y luego vuelan. No podemos atraparlas. No podemos ponerlas en jaulas. Son libres. No tienen dueño.

Se ha intentado reclamar la propiedad de las ideas, encerrándolas en el corazón de patentes, derechos de autor y contratos. Pero siempre encuentran una forma de escapar. Como el viento, soplan donde quieren y no respetan los límites que tratan de imponerles.

«las ideas no tienen dueño, sino que integran el fondo común de la humanidad». Así por ejemplo, lo determinó la justicia Argentina ante una demanda sin pies ni cabeza.

Tomemos el caso de Galileo Galilei, que defendió la teoría heliocéntrica en una época en la que la Iglesia la consideraba herejía. La idea de que la Tierra giraba alrededor del Sol no era nueva; ya había sido propuesta por Copérnico décadas antes. Pero Galileo la recogió, la desarrolló y la difundió. ¿Podría decirse que esa idea le pertenecía a Copérnico, o a Galileo? No, simplemente era una idea que flotaba en el aire, esperando ser descubierta.

En el mundo moderno, la libertad de las ideas se ve más claramente en el movimiento del software de código abierto. Programadores de todo el mundo contribuyen a proyectos como Linux y Python, sin esperar compensación económica. ¿Podría decirse que esas ideas les pertenecen? No, las ideas son libres y se enriquecen a medida que se comparten.

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