Categoría: Notas de campo

LinkedIn es una enorme cámara de eco

Hay mucha información disponible. Es un hecho. Pero a veces solo vemos la información en ciertos «grupos» que confirma lo que ya pensamos. A esto se le llama «cámara de eco».

Las cámaras de eco son como burbujas donde solo entran las opiniones parecidas a las nuestras. Dentro de la burbuja, nuestras ideas se refuerzan una y otra vez. Surgen porque los humanos tenemos la necesidad natural de pertenecer a grupos con ideas similares a las propias.

Nos gusta estar con gente que piensa como nosotros. Surgieron de nuestra innata necesidad humana de pertenencia, de identificarnos con un grupo que comparte nuestras perspectivas. Si bien en el pasado las cámaras de eco podían manifestarse en clubes o círculos sociales, en la era digital el fenómeno ha cobrado magnitud.

Empresas como Facebook, Twitter, Instagram, Linkedin y YouTube utilizan algoritmos para personalizar nuestro contenido según nuestras preferencias. Como resultado, solemos ver y consumir solo lo que ya creemos, aislando nuestra mente de opiniones alternativas. Incluso en plataformas profesionales como LinkedIn, donde esperaríamos más diversidad, notamos que muchos evitan contradecir para no ofender..

Las cámaras de eco en LinkedIn

LinkedIn han adquirido un papel protagónico en la formación de opiniones y en la creación de redes profesionales. Si bien esta plataforma ofrece oportunidades sin precedentes para la conexión y el aprendizaje, también se ha transformado en un caldo de cultivo para las «cámaras de eco».

Como resultado, solemos ver y consumir solo lo que ya creemos, aislando nuestra mente de opiniones alternativas.  Incluso aquí donde esperaríamos más diversidad, notamos que muchos evitan contradecir para no ofender.

Para ilustrar el poder de las cámaras de eco, recordemos el mito del conejo de pascua o el viejo pascuero. Muchos crecimos creyendo en él hasta enfrentarnos a la fatidica y triste realidad. Este sencillo ejemplo muestra cómo, al aislarnos de diferentes perspectivas, nuestra capacidad para discernir la realidad puede verse comprometida.

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Más allá de lo material: La búsqueda de la verdadera libertad según Epicteto

La verdadera libertad comienza en nuestra mente. Esta poderosa frase resume la esencia del mensaje de Epicteto, filósofo estoico que vivió hace casi 2.000 años.

En medio de un imperio romano dominado por el lujo y el poder, Epicteto nos recuerda que la auténtica libertad no depende de posesiones materiales, estatus social o las acciones de otros, sino de nosotros mismos. Este mensaje cobra aun mas valor sabiendo que parte de su vida fue esclavo.

¿Cómo lograr esta libertad? Epicteto explica que debemos distinguir cuidadosamente entre lo que depende de nosotros y lo que no. Nuestro cuerpo, posesiones, reputación y demás circunstancias externas están fuera de nuestro control. En cambio, nuestras valoraciones, deseos, impulsos y juicios dependen enteramente de nosotros. Ahí es donde reside nuestra libertad.

Cuando confundimos estas dos categorías, buscando controlar lo incontrolable, inevitablemente encontraremos obstáculos y sufrimiento. Pero cuando enfocamos nuestra energía en lo que sí podemos dirigir -nuestras mentes y actitudes-, hallamos  serenidad y felicidad duradera.

La clave está en examinar críticamente cómo percibimos e interpretamos el mundo. Las cosas en sí mismas no nos perturban, sino los juicios que hacemos sobre ellas. Al asumir la responsabilidad de nuestros pensamientos, en lugar de culpar a otros, podemos moderar nuestras reacciones emocionales.

También debemos recordar que las circunstancias externas son transitorias por naturaleza. Aferrarnos a ellas es una camino seguro a la angustia. En cambio, si mantenemos presente su impermanencia, podremos desapegarnos con mayor facilidad cuando el cambio llegue.

La filosofía de Epicteto no implica volverse indiferente o apático. Más bien, nos invita a enfocar nuestra energía de manera productiva, distinguiendo entre lo mutable y lo permanente. Nuestras mentes son nuestro dominio, el terreno desde el cual podemos cultivar una vida serena.

Los obstáculos y contratiempos son inevitables. Pero en última instancia, la capacidad de mantener la calma y la perspectiva correcta depende de nosotros. Siguiendo los poderosos consejos de Epicteto, podemos alcanzar un estado de libertad interior que ninguna fuerza externa puede arrebatarnos. La verdadera fuerza yace en la mente de cada uno; y deberíamos hoy mismo a comenzar ejercitarla.

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Consecuencias irreversibles

El paso del tiempo y las decisiones que vamos tomando llevan una certeza: hay cosas que una vez hechas, no tienen vuelta atrás.

Imagina lanzar una piedra al agua. Una vez que la piedra rompe la superficie, las ondas se expanden y no hay forma de recogerla ni de detener el movimiento del agua. De la misma manera, nuestras acciones tienen consecuencias que se propagan en nuestro entorno y en las vidas de las personas que nos rodean.

Las palabras son un claro ejemplo de ello. ¿Cuántas veces hemos dicho algo sin pensar y luego nos hemos arrepentido?

Una vez que esas palabras salen de nuestra boca, se convierten en algo real, algo que no podemos simplemente borrar o deshacer. Pueden herir, alegrar, sorprender o confundir, pero lo que está claro es que dejan una marca. Y aunque siempre es posible pedir disculpas o intentar enmendar, el hecho original de haber dicho esas palabras no desaparece.

Por otro lado, el tiempo tiene su propio ritmo, uno que no espera ni se detiene. Cada momento que pasa es único y, una vez que se va, ya no vuelve.

Todos hemos tenido ocasiones especiales o oportunidades que, por alguna razón, hemos dejado pasar. Ya sea un encuentro con un amigo, una celebración familiar o una oportunidad laboral, cuando se pierde ese momento, simplemente se convierte en un recuerdo o en un «qué hubiera pasado si…».

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Cómo estar listo ante lo inesperado en la vida

La vida siempre nos va sorprendiendo con eventos inesperados que pueden desestabilizarnos. Y si bien preocuparnos por el futuro no es sano para nuestra mente, hay medidas que podemos tomar para estar mejor preparados cuando ocurre lo inesperado.

En «Principios para enfrentarse al nuevo orden mundial» Ray Dalio  propone algunas estrategias que quiero replicar y adaptarlas a personas comunes (las estrategias que comparte Dalio son mas bien para inversores)

Veamos.

Contempla el espectro completo de posibilidades, trabaja en escenarios desfavorables e intenta prevenir lo peor.

Debemos contemplar todo el espectro de posibilidades, positivas y negativas. Por ejemplo, al planear vacaciones, consideremos qué puede salir mal con el clima y tengamos un plan B. O si invertimos dinero, imaginemos cómo nos impactaría una recesión y diversifiquemos nuestras inversiones. Pensar en múltiples resultados negativos nos ayudará a adaptarnos.

Preparémonos para escenarios desfavorables, aunque parezcan improbables. Tener un fondo de emergencia por si perdemos el trabajo es una red de seguridad. Hacer simulacros y tener suministros a mano nos prepara para desastres o eventos catastróficos.

Si hay un amago de incendio en la cocina de mi casa ¿Tengo ahora un extintor?

Enfocándonos en lo peor que podría pasar, podremos responder mejor si llega a ocurrir. La visualización negativa es una gran herramienta para esto.

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El reto de impulsar un cambio

Todos tenemos algo que queremos cambiar. Ya sea la opinión de una persona, el comportamiento de un hijo o transformar por completo una organización. El deseo de cambio es inherente al ser humano.

Sin embargo, provocar ese cambio suele ser extraordinariamente difícil. Por mucho que presionemos o intentemos persuadir, a menudo parece que no logramos nada.

Una de las razones por las que el cambio es tan complicado es lo que los psicólogos denominan «sesgo del status quo». Tendemos a aferrarnos a lo conocido y familiar, incluso cuando hay mejores alternativas disponibles. Preferimos lo viejo y defectuoso antes que adoptar algo nuevo y mejorado.

Esto se debe en parte a que sobrevaloramos las desventajas potenciales de un cambio, mientras ignoramos sus ventajas. Perder algo que apreciamos pesa más que la expectativa de ganar algo nuevo. Por ello, para vencer la inercia se necesita que el beneficio potencial de la novedad sea al menos el doble de la posible pérdida.

Otra razón es que no tenemos en cuenta los costos ocultos de cambiar: el esfuerzo de aprender algo nuevo, la incertidumbre, el temor a equivocarse. Estos costos emocionales refuerzan nuestra tendencia a evitar lo desconocido.

Superar esta aversión natural al cambio requiere estrategias creativas. Hay que minimizar lo que se pierde, maximizar las ventajas de la novedad y apoyar el proceso de adaptación. Sólo así se podrán vencer las barreras psicológicas y hacer que el cambio sea atractivo y duradero.

Prosperar económicamente no asegura una vida llena de sentido

Viktor Frankl, un conocido psiquiatra austriaco y superviviente del Holocausto, creía que la verdadera riqueza no está en cuánto dinero o posesiones tengamos, sino en el significado que damos a nuestras vidas.

Imagina que tienes todo lo material que podrías desear: una casa grande, un auto de lujo, vacaciones exóticas. Sin embargo, si te preguntaras por qué haces lo que haces o qué te motiva a levantarte cada mañana, y no tuvieras una respuesta clara, te sentirías vacío por dentro.

Frankl experimentó esto en circunstancias extremas. A pesar de estar en un campo de concentración, donde las condiciones eran inhumanas, encontró un propósito. A veces, ese propósito era simplemente sobrevivir un día más, otras veces era ayudar a alguien en una situación peor que la suya.

Él decía que podemos encontrar significado en tres áreas principales de nuestras vidas:
1. **Trabajo con propósito**: Como cuando un maestro siente que está marcando la diferencia en la vida de sus estudiantes.
2. **Amor**: En la manera en que cuidamos y valoramos a nuestra familia y amigos.
3. **Coraje ante las adversidades**: Al enfrentar enfermedades o desafíos con valentía, como cuando alguien decide comenzar de nuevo después de una pérdida devastadora.

Aunque vivimos en una sociedad donde muchas de nuestras necesidades básicas están cubiertas, no siempre nos sentimos satisfechos o completos. Puede que no enfrentemos adversidades como las que vivió Frankl, pero todos enfrentamos desafíos en nuestra vida diaria. Puede ser el estrés del trabajo, problemas familiares, un hijo enfermo o simplemente sentirnos perdidos en el rumbo de nuestras vidas.

La solución de Frankl es mirar más allá de nosotros mismos. No se trata solo de buscar qué podemos obtener, sino también de qué manera podemos aportar al mundo. Quizás sea ofreciendo una mano amiga, trabajando en algo que realmente amamos o simplemente siendo amables con los demás.

La tecnología avanza, nuestras vidas se vuelven más cómodas, pero el deseo de encontrar un propósito sigue siendo el mismo. La próxima vez que nos sintamos perdidos o vacíos, recordemos las palabras de Frankl: no se trata de lo que tienes, sino de lo que haces con lo que tienes y el significado que le das a eso.

Principales conclusiones:

  • La verdadera riqueza no radica en las posesiones materiales, sino en el significado y propósito que damos a nuestras vidas.
  • Aunque tengamos todo lo material, si no encontramos una razón para levantarnos cada día nos sentiremos vacíos.
  • Frankl experimentó esto en situaciones extremas como el Holocausto, pero encontró propósitos que le dieron significado, como ayudar a otros.
  • Podemos encontrar significado a través del trabajo con propósito, el amor hacia los demás y enfrentar las adversidades con valentía.
  • Aunque vivamos cómodamente, todos enfrentamos desafíos y a veces nos sentimos perdidos.
  • La solución es mirar más allá de nosotros mismos y buscar la forma de aportar algo al mundo a través de la bondad y el servicio a los demás.
  • Independientemente de los avances, el deseo de encontrar un propósito en la vida persiste. Recordemos las enseñanzas de Frankl de enfocarnos en el significado, no solo en lo material.

10 cosas que aprendí de «pensamiento sistémico» de Jamshid Gharajedaghi

Jamshid Gharajedaghi es un capo del pensamiento sistémico. Este teórico organizacional irano-estadounidense también trabaja como consultor y es profesor en la Universidad de Villanova. Gharajedaghi es reconocido por su innovadora perspectiva para entender sistemas, lidiar con la complejidad y diseñar la estructura de las empresas.

«Pensamiento sistémico: gestión del caos y la complejidad» ya tiene un par de decadas desde su primera edición. Personalmente, este libro transformó mi forma de ver la industria y es uno de los que más me ha impactado en gestión.

Este texto es fundamental en varios programas de posgrado y MBAs, es esencial para cualquiera que busque comprender cómo funcionan los sistemas en los negocios y más. Cubre temas clave como la naturaleza de los sistemas, el caos, la complejidad, y entrega herramientas prácticas para gestionar sistemas complejos.

A continuación comparto 10 ideas esenciales que todo interesado en pensamiento sistémico debería conocer. Cada idea va acompañada de mi interpretación personal:

1.»Cualquier sistema social se basa en el equilibrio de cinco esferas: poder, riqueza, conocimiento, valores, normas y reglas. No mantener el equilibrio = crisis del sistema: para la empresa, colapso; para el país, guerra civil.»

Reflexionemos sobre una planta de producción de alimentos. Los líderes dirigen y toman determinaciones; eso representa el poder. La planta genera ingresos y remunera a sus empleados; eso simboliza la riqueza. Quienes manejan la maquinaria tienen claro su funcionamiento; eso es el conocimiento. Todos comprenden que introducir la mano en la máquina es peligroso; esos son los valores. Y existen normas, como los horarios de ingreso y egreso.

Ahora, imaginemos un giro en la situación. Un líder nuevo asume, con la intención de innovar. Desplaza a los operadores veteranos y introduce a su propio equipo, personas ajenas al funcionamiento de la planta.

Los operadores con experiencia quedan desempleados, sin medios para subsistir. Los recién llegados, desconociendo los riesgos, ponen sus manos en la máquina. La eficiencia de producción disminuye. Las entregas se retrasan. La liquidez empieza a mermar. Las normas se vuelven cambiantes.

En poco tiempo, la planta enfrenta turbulencias. Los trabajadores consideran huelgas. Los clientes piensan en buscar otros proveedores. Si esta dinámica persiste, la planta podría llegar al borde del colapso.

Así es cómo una organización, ya sea una empresa o un país, puede venirse abajo si no preserva el equilibrio entre poder, riqueza, conocimiento, valores y normas. Leer más

Cómo la adaptabilidad nos define en el juego de la vida

Desde que Darwin presentó la idea de la selección natural, hemos tratado de entender por qué actuamos de cierta manera. En pocas palabras, la selección natural favorece los comportamientos que nos ayudan a sobrevivir y a tener más hijos.

Pensemos en la vida como si fuera un juego. En este juego, la naturaleza actúa como el entrenador que recompensa a los jugadores que utilizan las mejores estrategias para mantenerse en el juego. Si te comportas de forma que te mantienes seguro y puedes formar una familia grande, entonces has «ganado» según las reglas de la selección natural.

Lo que Darwin hizo fue ayudarnos a entender esas reglas del juego y por qué a veces actuamos de cierta manera. Es como si todos estuviéramos programados para intentar ser los mejores jugadores en este juego de la supervivencia. Queremos utilizar las estrategias correctas para mantenernos con vida, conseguir recursos y formar familias.

Al comprender las «reglas del juego», podemos explicar comportamientos que de otra forma parecerían extraños o contraproducentes. En el fondo, gran parte de lo que hacemos es para volvernos los «jugadores ganadores» en este gran juego de la evolución. Nuestros instintos están diseñados por la selección natural para darnos ventajas y ayudarnos a sobrevivir.

Sobre ser egoístas y ayudar a los demás

Piensa en dos niños en un parque. Uno no comparte sus juguetes y el otro sí. El niño que no comparte podría tener más juguetes para sí mismo. Pero, el niño que comparte tiene más amigos y recibe ayuda cuando la necesita. Así, Darwin decía que, a veces, ser generoso ayuda a sobrevivir, especialmente cuando vivimos en grupos donde todos se conocen y ayudan entre sí.

Esto es como cuando tienes dos estrategias en un juego. El niño que no comparte juega a corto plazo: protege lo que tiene ahora. Pero el niño que comparte está pensando a largo plazo: aunque pueda tener menos juguetes por un momento, gana amigos, y eso puede ser más útil a futuro. Si un día olvida su colación del colegio o necesita ayuda, esos amigos estarán allí para él. Darwin nos mostró que en la vida, a veces, lo que parece una pérdida a corto plazo puede ser una gran ganancia a largo plazo, especialmente cuando vivimos y trabajamos juntos en comunidad.

Darwin señaló que el comportamiento egoísta era favorecido en términos de supervivencia y reproducción. Los individuos que se protegían a sí mismos y a sus familias cercanas tenían una mayor probabilidad de transmitir sus genes a las siguientes generaciones. Sin embargo, el altruismo, aunque puede parecer un inconveniente en una lucha directa por la supervivencia, tenía un valor en sociedades pequeñas donde la confianza y la reciprocidad eran claves.

Aquí, la reputación se convertía en un pilar de la cooperación, y como afirmó Darwin, el apareamiento y la supervivencia. Las diferencias en las prioridades reproductivas de hombres y mujeres llevan a dinámicas de apareamiento distintas, donde, en términos generales, los hombres compiten por las mujeres, mientras que las mujeres buscan recursos y protección.

Cultura versus instintos

Imagina que naciste amando los chocolates trencito pero creciste en una cultura que no los consume. Tu biología te dice que los ames, pero la cultura te enseña a evitarlos. Así, nuestros instintos y la cultura a veces chocan, pero otras veces se ayudan mutuamente.

Es como tener dos voces en tu cabeza. Una te dice: ¡Come ese chocolate, es demasio rico! y la otra voz dice: «Mejor no, aquí no se acostumbra y podrían verte mal». En algunos casos, lo que sentimos naturalmente y lo que nuestra cultura nos dice puede entrar en conflicto. Pero en otros momentos, esas dos voces pueden trabajar juntas. Por ejemplo, si en tu cultura se valora el compartir, ese mismo amor por el chocolate podría llevarte a compartirlo con alguien más, creando lazos y amistades. Entonces, aunque a veces puedan chocar, nuestra biología y cultura también tienen el potencial de hacer un gran equipo.

No podemos olvidar la profunda interacción entre biología y cultura. Si bien la selección natural da forma a nuestros instintos básicos, la evolución cultural ha influido en la creación de normas y valores. Esta interacción es bidireccional, la biología puede influir en la cultura, pero a su vez, la cultura puede ejercer presión sobre qué características son favorecidas por la selección natural.

Cómo nuestro pasado afecta nuestras decisiones

Warren Buffett, decía que a veces tomamos decisiones rápidas por miedo, porque así sobrevivieron nuestros antepasados. Por ejemplo, en la antigüedad, si oíamos un ruido en el bosque, era mejor correr por si acaso era un depredador. Pero en el mundo moderno, ese mismo miedo nos puede hacer tomar decisiones apresuradas, como vender acciones cuando el mercado cae. No puedo olvidar la anecdota de mi abuela. Cuando era pequeña y vio un auto por primera vez, el ruido y la velocidad la asustaron tanto que se metió rápidamente detrás de un cerco de moras. Imagínate el susto que sintió al ver algo tan diferente a lo que estaba acostumbrada.

El miedo, evolucionó para ayudarnos a anticipar el peligro y el dolor.

Piénsalo como si tu mente fuera un antiguo software de computadora programado para un mundo muy diferente. En tiempos antiguos, necesitábamos reacciones rápidas y estar siempre alerta para no ser devorados por un depredador. Era como estar en un videojuego donde cada decisión podía ser cuestión de vida o muerte.

Hoy, esos viejos programas aún funcionan en nuestra mente. Por eso, a veces sentimos ansiedad y estrés aún cuando no hay un peligro real, como hablar en público o cambiar de trabajo. Es como si ese oftware interno que llevamos dentro no alertara de un «peligro» basado en reglas antiguas.

Sin embargo, a pesar de estas limitaciones, hemos aprendido el valor de trabajar juntos, compartir y explorar. Aunque en el pasado el miedo nos protegía, en el mundo actual, ser amable, hacer amigos y trabajar en equipo son las habilidades que realmente nos ayudan a sobrevivir y prosperar. Es una actualización del software, adaptándonos al juego de la vida moderna.

¿Qué aprendemos de todo esto?

Aunque somos producto de la evolución, también tenemos la capacidad de aprender y adaptarnos. Es importante entender nuestras raíces para tomar mejores decisiones en el presente.

Siglo XXI, más allá de Darwin

Ya sabemos que la adaptabilidad es clave para la supervivencia. Pero hoy, esto va más allá de evitar ser devorados por un dientes de sable en la sabana africana. Adaptarse en el siglo XXI significa manejar el exceso de información, prepararnos para trabajos inexistentes y cuidar nuestra salud mental.

El mundo cambia a un ritmo vertiginoso. Antes, una carrera duraba toda la vida; ahora, lo que hemos aprendido hace unos años quizás ya no sirva. Las apps de moda, rápidamente son reemplazadas. Quienes se aferran al pasado se quedan rezagados.

Pero no se trata solo de tecnología. Con tanta información circulando, la salud mental cobra más importancia que nunca. Saber desconectar, decir “no” y encontrar calma es fundamental para adaptarse.

Y no hablamos sólo del individuo. Como sociedad, enfrentamos enormes retos, como el cambio climático. Si no nos adaptamos y cambiamos hábitos, el planeta sufrirá las consecuencias.

Afortunadamente, los humanos hemos demostrado que somos increíblemente resilientes. Hemos encontrado formas de trabajar desde casa, conectar con lejanos y apoyarnos en tiempos difíciles. Las comunidades se fortalecen al recordar el valor de la unión.

Adaptarse y destacar

¿Sientes que te quedas atras de los cambios?

  • Saber que el miedo es natural te ayudará a enfrentarlo.
  • Has aprendido mucho a lo largo de los años. ¡Aprovécha es conocimiento en favor tuyo!
  • Al igual que nuestros antepasados se adaptaron a nuevos ambientes, tú puedes adaptarte a los cambios laborales aprendiendo nuevas habilidades.
  • Al igual que en pequeñas comunidades, tu reputación en el trabajo es vital.
  •  Ayudar y colaborar con otros puede ser tu mejor carta de presentación.
  • Pide opiniones y usa ese feedback para mejorar.
  • Al igual que debes entender tus instintos, entiende también la cultura actual del trabajo.
  • Cada cambio es una oportunidad para aprender algo nuevo.

Conclusiones

A pesar de que hemos crecido con ciertas maneras de actuar, lo bueno es que podemos aprender y adaptarnos a los cambios.

Esto nos ayuda a enfrentar nuevos retos y seguir adelante.

Pero también es importante entender de dónde venimos y cómo eso influye en lo que hacemos, especialmente porque el mundo de hoy es muy distinto al de nuestros antepasados.

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