Tiempo y esfuerzo, esto requiere lograr y tener una opinión informada. Los pensamientos superficiales no son suficientes. Tenemos que profundizar, tal como cuando desarrollamos una habilidad.
Antes de hablar de un tema, debes identificar los mejores argumentos en contra de tu posición. Si no puede presentarlos bien, no podrá dominar la discusión.
Debes buscar opiniones que difieran de la tuya. No te quedes en tu “burbuja” o cámara de eco.. Escuche otras perspectivas/ideas para eliminar prejuicios.
Tienes que estar dispuesto a cambiar de opinión. Aferrarte a tus ideas sin cuestionarlas te vuelve dogmático y estúpido. Debes adaptarte y aceptar nuevos datos o información. Discutir por discutir e intentar ganar la discusión a toda costa también es poco inteligente.
Determina qué evidencia te haría cambiar de opinión. Si no lo sabes, no comprende bien el problema. Defínelo.
Intenta convertir a tus críticos en aliados en lugar de enemigos. Comprender sus argumentos puede fortalecer o mejorar tu posición.
Admíte cuando no tengas suficiente información sobre algo. En lugar de emitir una opinión infundada, mejor decir «No lo sé».