El planeta experimenta inestabilidad y transformaciones constantes, y en estos instantes asistimos a numerosos conflictos y presiones a escala global, como la pugna por la supremacía global entre EE. UU. y China, y el riesgo de un nuevo colapso financiero. Por otro lado, la crisis sanitaria del COVID-19 ha generado temor e incertidumbre durante casi tres años.

No obstante, la experiencia histórica muestra que estos lapsos de inseguridad y cambio son recurrentes y que, con el tiempo, llegan a su término.

En su reciente libro «Principios para enfrentarse al nuevo orden mundial», Ray Dalio estudia los ciclos de la historia universal y nos indica en qué fase nos hallamos en la actualidad.

Si bien nos advierte que es factible que afrontemos una crisis de gran magnitud, también nos brinda los recursos para estar listos y salir adelante en este tiempo de incertidumbre.

¿En qué mundo estamos?

El estudio de Ray Dalio sobre el orden mundial se ha visto motivado por tres factores que prevalecen en la economía y política globales actuales:

  1. Elevados niveles de deuda mundial junto con tasas de interés extremadamente bajas;
  2. Una amplia brecha en el bienestar entre los distintos estratos sociales dentro de los países, sumada a las diferencias políticas entre estos;
  3. El crecimiento del poderío de China, desafiando a la actual potencia mundial: Estados Unidos.

La conjunción de estos factores resulta preocupante, pero no es única. La situación actual rememora el período comprendido entre 1930 y 1945: en aquel entonces, los bancos centrales también recurrieron a la reducción de tasas de interés para estimular la economía e imprimir dinero para adquirir activos financieros; asimismo, existía una marcada brecha entre pobres y ricos, lo que condujo a un elevado nivel de tensión política y al surgimiento de líderes populistas en el poder (como Hitler).

La ambiciosa Alemania y Japón irrumpieron progresivamente en el orden mundial, lo que finalmente desembocó en una catástrofe en política exterior: la Segunda Guerra Mundial.

Al adentrarse en la historia, Dalio comprendió cada vez con mayor claridad que la existencia de potencias mundiales, ya sea Gran Bretaña en el siglo XIX o Estados Unidos en la actualidad, obedece a un determinado algoritmo, y se desarrolla siguiendo la lógica de un ciclo político y económico predecible.

Actualmente, el mundo se encuentra al final de otro ciclo, el cual amenaza con reestructurar todo el orden mundial y, en consecuencia, generar grandes trastornos socioeconómicos, incluyendo la posibilidad de una guerra a gran escala. Entonces, ¿cómo funciona el mecanismo de la historia mundial?

Cómo nacen y mueren los poderes

16 factores de éxito

A lo largo de la historia, diversos grupos de personas, desde pequeñas tribus hasta grandes potencias, han buscado acumular la mayor riqueza y poder posibles. Al lograrlo, se convirtieron en fuerzas poderosas, ya fuera en su región, como en el mundo antiguo, o a nivel mundial, como ha ocurrido en los últimos siglos.

En el siglo XVII, Holanda era el imperio más grande, posteriormente fue reemplazado por Gran Bretaña, que alcanzó su apogeo en el siglo XIX. Después, la iniciativa pasó a Estados Unidos, que se convirtió en la potencia dominante tras la Segunda Guerra Mundial. Hoy, su posición se ve amenazada.

Durante mucho tiempo, la principal fuente de poder fue la tierra (y la forma de poder fue la monarquía feudal), pero a partir del siglo XVIII, la industria tomó su lugar (y la forma de poder se convirtió en el capitalismo).

La fórmula monárquica para el éxito es sencilla: los productos generados en un territorio determinado se distribuyen según la jerarquía social establecida. Las autoridades buscan ampliar estas tierras y proteger los beneficios existentes. Por otro lado, la fórmula capitalista para el éxito consiste en que, aprovechando las condiciones sociopolíticas favorables, los individuos emprendedores y educados introducen innovaciones rentables, obtienen financiamiento y convierten las innovaciones en producción que beneficia al mayor número posible de personas, fortaleciendo y enriqueciendo al estado.

El capitalismo no es perfecto: no ofrece igualdad de oportunidades y no permite el desarrollo pleno de las capacidades humanas. Sin embargo, al observar la historia mundial en términos de siglos, no se puede evitar sentir optimismo: las personas se vuelven más emprendedoras e ingeniosas. Nuestra capacidad para adaptarnos a nuevas y, a veces, terribles circunstancias es más fuerte que todas las vicisitudes del destino. La adaptabilidad y el ingenio son algunos de los recursos más valiosos de la humanidad.

En la primera edición de su obra, Dalio identificó ocho factores que, en combinación, brindan a un país las condiciones para el desarrollo:

  1. nivel de educación; 2) competitividad; 3) tecnologías; 4) producción económica; 5) participación en el comercio mundial; 6) poder militar; 7) estabilidad financiera; 8) posesión de una moneda de reserva.

Posteriormente, añadió ocho factores más:

  1. inversiones en infraestructura y producción destinadas al desarrollo; 2) eficiencia en la redistribución de recursos dentro del país; 3) condiciones del mercado laboral y relación entre el crecimiento del ingreso de la población y el aumento de la deuda; 4) estado de derecho; 5) mentalidad nacional; 6) brecha en la calidad de vida entre diferentes segmentos de la población; 7) posición geográfica del país; 8) desastres naturales.

Todos estos factores se complementan entre sí: una economía competitiva proporciona un aumento de los ingresos destinados a mejorar la infraestructura, reducir la brecha en la calidad de vida de las personas, etc.

Ciclo interior

La vida de cada país es cíclica, con ciclos que duran aproximadamente 100 años e incluyen seis etapas.

Etapa 1. Consolidación del nuevo gobierno. Una fuerza política toma el poder en el país y elimina a sus competidores. Esto fue precisamente lo que hicieron los bolcheviques durante el Terror Rojo en 1917-1923. Los líderes de estos movimientos están dispuestos a pagar cualquier precio por la victoria.

Etapa 2. Construcción de un nuevo régimen. Termina la lucha/terror, se destruye el antiguo orden y se debe construir un nuevo sistema político (es decir, una nueva distribución de recursos). Es fundamental que los gobernantes aseguren la prosperidad de la mayoría y presten especial atención a la formación de una clase media. Los líderes exitosos en la primera etapa suelen ser ineficaces aquí. Por ejemplo, en China, Mao Zedong fue ideal para la primera etapa, mientras que Deng Xiaoping fue ideal para fortalecer el país.

Etapa 3. Buenos tiempos. Se garantiza el acceso a la educación y al empleo, se restaura la producción y prevalece el optimismo en la sociedad. Un líder carismático inspira nuevas hazañas. En la URSS, esto ocurrió a mediados de la década de 1930. Cuanto más tiempo permanezca un país en esta etapa, más duradera será su «edad de oro». Sin embargo, también puede aumentar la brecha entre clases sociales, disminuir la productividad y aumentar la deuda.

Etapa 4. Inflación de la burbuja financiera. El país pierde gradualmente su ventaja competitiva, se endeuda cada vez más, gasta en necesidades militares e invierte de manera menos eficiente en tecnologías prometedoras. La distancia entre ricos y pobres se amplía, lo que provoca tensiones políticas internas.

Etapa 5. Aumento de la tensión. El país entra en una crisis financiera: los gastos superan a los ingresos y las deudas a los pasivos. El gobierno aumenta los impuestos o imprime dinero nuevo, como lo hace Estados Unidos actualmente. Un país en crisis puede pedir préstamos al FMI o a países vecinos, pero es importante invertir ese dinero en producción y educación. Los síntomas de este período incluyen tensiones sociales crecientes y populismo.

Etapa 6. Guerra civil/revolución y colapso del antiguo orden. Las contradicciones sociales se resuelven de manera dolorosa pero inevitable: con violencia. Los eventos empeoran si las masas sucumben a consignas populistas e impracticables.

Un cambio de poder puede brindar la oportunidad de un gobernante mejor, pero esto ocurre raramente. No existe un sistema político universalmente bueno en todas las circunstancias. Lo más importante es la capacidad de la sociedad para adaptarse a condiciones cambiantes. El mejor sistema es aquel que permite la reforma desde dentro.

Ciclo exterior

En el ámbito de la interacción entre países, opera el mismo vector de movimiento gradual del sistema social, desde el desorden hacia el orden, que a su vez puede generar inflación en una burbuja económica y una explosión social.

En los últimos 500 años, ha habido tres Grandes Caídas, cuando un período de prosperidad fue seguido por un colapso: el Renacimiento condujo a la Guerra de los Treinta Años, la Ilustración desembocó en las Guerras Napoleónicas y la revolución industrial del siglo XIX fue seguida por dos guerras mundiales.

Los países se desarrollan según su propio calendario y no están sincronizados en todo momento. Los intentos de crear una fuerza centralizadora común, como la Liga de Naciones o la ONU, han sido más o menos infructuosos, ya que siempre ha existido un país más poderoso que cualquiera de estas organizaciones.

La situación en Estados Unidos o China hoy tiene un impacto mucho mayor en el orden mundial que la situación en la ONU. Y cuando los países entran en conflicto, no acuden al juez de la ONU en busca de ayuda, sino que resuelven el asunto a través de la guerra.

El orden internacional está mucho más gobernado por la fuerza bruta que por la diplomacia.

No obstante, las guerras presentan un problema: no siempre salen según lo planeado y no siempre llevan a los resultados esperados. Por eso, Dalio aconseja a los líderes políticos respetar la autoridad y usarla sabiamente.

«Respetar la autoridad» implica reconocerla como una herramienta poderosa que, si está en tus manos, permite dictar tu voluntad sin armas.

«Usarla sabiamente» significa que el poder no se trata de coerción e intimidación; siempre es preferible el «poder blando» de las negociaciones que consideran el beneficio mutuo de las partes. No hay que blandir armas innecesariamente ni buscar expandir el poder más allá de los límites marcados por la historia, ya que se debe pagar un alto precio por un poder adicional (recuerda la carrera armamentista perdida por la URSS).

La economía de los grandes ciclos

¿Por qué la vida económica de los países está sujeta a ciclicidad? ¿Por qué, al alcanzar el poder, los países se encuentran en una trampa financiera? ¿Por qué Estados Unidos está tan endeudado? Ray Dalio señala que es la naturaleza misma del dinero.

Hubo un tiempo en que el dinero no eran billetes, sino collares de oro, grano o coral. Estos elementos tenían un valor intrínseco fácil de medir y eran confiables como medio de intercambio y acumulación de riqueza. Hace 750 años, Marco Polo descubrió en China el papel moneda, un medio de pago más conveniente cuyo valor, según Dalio, no dependía del costo del material sino de la autoridad del emperador (dinero fiduciario). El oro se mantenía seguro en el tesoro imperial.

Dalio explica que los gobiernos no pueden imprimir dinero ilimitado sin devaluarlo, pero durante siglos, la emisión de papel moneda ha sido la principal medida para combatir las crisis económicas, como se demostró nuevamente en la primavera de 2020. El banco central puede regular la oferta monetaria, lo que afecta la condición de los bienes y diversos activos. Estas manipulaciones financieras generan ciclos de deuda a corto y largo plazo, como los descritos por Dalio.

El último ciclo de largo plazo comenzó en 1945, cuando el dólar estadounidense se convirtió en la moneda principal del mundo, respaldada por oro. Con el tiempo, Estados Unidos gastó más de lo que recibió, acumulando deuda. Eventualmente, la oferta monetaria superó las reservas de oro y, en 1971, el dólar dejó de estar vinculado al oro.

A pesar de que el dólar sigue siendo la principal moneda de reserva, Dalio advierte sobre la preocupante situación en Estados Unidos y cómo los gobiernos contribuyen a la acumulación de una oferta monetaria no garantizada y de deuda debido a preocupaciones políticas a corto plazo. Según Dalio, el gobierno puede evitar la devaluación del dinero no respaldado mediante la reducción de las tasas de interés, la impresión de más dinero o inyecciones financieras directas y específicas.

Dalio sostiene que las devaluaciones son inevitables y que la única pregunta es cuán rápido llegarán y cuánto durarán. El dólar estadounidense ha sobrevivido a varias devaluaciones, pero existe una incertidumbre sobre cuánto tiempo mantendrá su estatus. Dalio advierte que otra burbuja financiera inflada en 2020 estallará en unos años.

Finalmente, Dalio señala que los propietarios de activos de deuda deben evaluar la relación riesgo-recompensa y considerar si los intereses que pagan hoy compensan el riesgo de devaluación que enfrentarán mañana.

Orden mundial: cuatro lecciones de historia

Considere la mecánica del auge y la caída de los países en el ejemplo de las cuatro potencias mundiales de los siglos XVII-XXI.

Holanda

La Edad de Oro de Holanda, tal como describe Ray Dalio, tuvo lugar durante el siglo XVII, cuando el país alcanzó su independencia de España en el transcurso de la Guerra de los Ochenta Años. Uno de los principales motores de su éxito fue la Compañía Holandesa de las Indias Orientales, fundada en 1602. Al año siguiente, los holandeses establecieron su primer puerto permanente en la isla de Java.

A medida que capturaban los puertos portugueses, los holandeses exploraron gran parte del mundo hasta entonces desconocido, descubriendo Australia (1606), Nueva Zelanda, Tonga y Fiji (1642-1644). Eran especialmente hábiles en la construcción naval, con un desplazamiento total estimado de la flota holandesa en la década de 1660 de 600.000 toneladas, igualando al resto de Europa combinada. Además, fueron pioneros en el establecimiento de relaciones capitalistas: aunque no inventaron la propiedad o el comercio, fueron los holandeses quienes construyeron el primer sistema de crédito bien desarrollado, incorporado en la Compañía Holandesa de las Indias Orientales, y la primera bolsa de valores (1602).

El florín holandés se convirtió en la primera moneda de reserva mundial, circulando en la mayor parte del mundo habitado. Sin embargo, el aumento de la riqueza llevó inevitablemente a una creciente carga de deuda, lentitud financiera y una intensificación de la lucha interna por recursos. Además, mantener guarniciones y barcos de guerra para proteger el monopolio en diferentes partes del mundo resultó costoso e insostenible cuando los precios de bienes exóticos, como las especias, empezaron a caer a fines del siglo XVII.

El debilitamiento de la moneda nacional causó una salida de capital hacia Londres, provocando un declive constante en la economía holandesa. A principios del siglo XVIII, el crecimiento de Holanda se detuvo por completo.

Imperio Británico

Ray Dalio señala que los británicos aprovecharon la debilidad militar de Holanda a finales del siglo XVII para tomar la iniciativa. Sin embargo, su éxito no se basó únicamente en la adquisición de posesiones en el Lejano Oriente. Gran Bretaña se convirtió en una potencia mundial al ser la primera en reestructurar su economía, enfocándose en desarrollar la producción industrial, especialmente la textil, en lugar de depender únicamente de la tierra o de conquistar territorios lejanos. Esto les permitió intercambiar productos industriales por mercancías extranjeras.

Como resultado, el poder económico de Gran Bretaña creció rápidamente, lo que le permitió no solo obtener una victoria decisiva sobre los holandeses en la Cuarta Guerra Anglo-Holandesa (1780-1784), sino también consolidar su supremacía, convirtiéndose en el primer país industrializado del mundo, como señala Dalio.

La Compañía Británica de las Indias Orientales sucedió a la Compañía Holandesa de las Indias Orientales, y su fuerza militar era el doble de la del gobierno británico. Durante el siglo XIX, la población británica más que se triplicó, y su economía creció aún más rápido, lo que llevó a un aumento en el nivel de vida promedio.

Tras la derrota de Napoleón, los británicos no tuvieron rivales importantes, iniciando la era de su dominio. En la segunda mitad del siglo XIX, Gran Bretaña adoptó una política de «aislamiento espléndido», rechazando la formación de alianzas internacionales a largo plazo. Con la flota más poderosa del mundo y posiciones clave en la economía global, estas alianzas parecían innecesarias.

No obstante, mantener el «imperio en el que nunca se pone el sol» resultó cada vez más costoso y menos rentable, mientras otros países se volvían más competitivos. A principios del siglo XX, las tensiones en política exterior crecieron y la política de aislamiento ya no era viable. Gran Bretaña formó alianzas con Japón contra Rusia y luego con Francia.

Ray Dalio destaca que una nueva amenaza para el orden mundial del siglo XIX fue el surgimiento de Japón y Estados Unidos como potencias marítimas, así como los movimientos independentistas en India e Irlanda. Estados Unidos emergió gradualmente como el principal rival del imperio, aunque adoptó políticas más aislacionistas, mientras Gran Bretaña continuó expandiéndose y controlando sus territorios.

Esta táctica resultó ser fatal: aunque la Primera Guerra Mundial no socavó el estatus del imperio (de hecho, según los términos del Tratado de Versalles, aumentó en 2 millones de millas cuadradas y 13 millones de personas), después de la Segunda Guerra Mundial, Gran Bretaña estaba al borde de la bancarrota. Agotada por la guerra y endeudada, su economía ya no era competitiva. La bancarrota se evitó únicamente gracias a un préstamo multimillonario de Estados Unidos.

EE.UU

La Segunda Guerra Mundial representó un cambio en el orden mundial. Estados Unidos emergió como la principal potencia debido a que sufrió pérdidas mínimas y mantuvo un equilibrio económico sólido. El país poseía alrededor de dos tercios del oro mundial y se convirtió en el principal acreedor dispuesto a ayudar a las naciones en dificultades, proporcionando enormes paquetes financieros a través del Plan Marshall. Europa, sin dinero ni bienes para vender después de la guerra, se vio obligada a comprar productos estadounidenses con dólares estadounidenses.

El abandono del patrón oro por parte de Estados Unidos en 1971 generó una ola de inflación que duró hasta principios de la década de 1980. A esto le siguieron tres crisis importantes:

  1. El estallido de la burbuja de las puntocom en 2001;
  2. El colapso de la burbuja inmobiliaria, que desató la crisis mundial de 2008;
  3. La expansión monetaria de 2009-2019, que originó una burbuja de inversión antes de la pandemia de 2020.

Cada una de estas crisis incrementó la deuda de Estados Unidos. En la década de 1940, el país no tenía una deuda externa significativa; en 2020, su deuda ascendía a 23 billones de dólares. Afortunadamente para los estadounidenses, esta deuda está denominada en dólares. Sin embargo, un nuevo y poderoso competidor ha surgido en el horizonte.

China

China es un país con una larga y compleja historia, caracterizada por altibajos, pero desde el año 600 d.C. hasta la actualidad, ha sido uno de los imperios más poderosos del mundo. Existe una notable excepción entre 1840 y 1950, cuando China experimentó una recesión. El resurgimiento posterior del país se puede dividir en tres fases.

La primera fase es el período del gobierno de Mao (1949-1976), durante el cual ocurrió la revolución, la consolidación del poder, y se sentaron las bases de las instituciones estatales, los sistemas de gestión y la infraestructura.

La segunda fase, según Ray Dalio, es la creación de un estado próspero, poderoso e integral que no amenazara la posición global de Estados Unidos. Este período abarcó el reinado de Deng Xiaoping y sus sucesores (1976-2013), hasta la llegada de Xi Jinping. Durante ese tiempo, Deng Xiaoping estableció relaciones diplomáticas plenas con Estados Unidos, en consonancia con su estrategia de abrir China al mundo y llevar a cabo reformas.

La tercera fase, también destacada por Dalio, se basa en los logros alcanzados y busca impulsar a China hacia su objetivo de convertirse, para 2049 (el centenario de la República Popular China), en «un país de socialismo avanzado, próspero, fuerte, democrático, cultural y armonioso». En ese momento, la participación de China en la economía mundial podría ser el doble de la de Estados Unidos.

Xi Jinping, que asumió el poder en 2013, heredó una China ya rica y poderosa, pero con una gran deuda interna y en un estado de creciente conflicto con Estados Unidos. Xi ha asumido la difícil tarea de frenar el crecimiento de la deuda mientras acelera las reformas económicas. Ha impulsado el desarrollo tecnológico y adoptado una posición proactiva para prevenir problemas en el sector financiero.

China y Estados Unidos: ¿mala paz o buena disputa?

En el esquema propuesto por Ray Dalio, Estados Unidos se encuentra en la quinta etapa del ciclo histórico interno, mientras que China está en la tercera. Ambos son actores clave en el escenario mundial y existe una tensión creciente entre ellos.

  1. Conflicto económico: Según Dalio, hoy en día, la participación de China en el comercio mundial supera a la de Estados Unidos. Muchos trabajadores chinos se han convertido en la principal fuerza productiva del planeta, y China vende productos económicos a Estados Unidos en lugar de al revés. Además, China posee más de un billón de dólares en bonos del Tesoro estadounidense. Ambos países buscan fortalecer sus mercados internos y volverse más independientes, mientras critican al otro por hacer lo mismo. A pesar de esto, no han cortado lazos comerciales importantes, como la presencia de Apple o General Motors en China.
  2. Conflicto tecnológico: Estados Unidos, líder mundial en tecnología, está perdiendo terreno rápidamente ante China. China invierte significativamente en inteligencia artificial, comunicaciones 5G y computación cuántica, y tiene una ventaja en la recopilación de datos para el aprendizaje de IA. China lidera el mercado de pagos móviles y podría tener tecnologías secretas desconocidas para los servicios de inteligencia extranjeros. Sin embargo, la producción tecnológica de China depende de las importaciones estadounidenses, y el cierre del acceso a ellas podría provocar un grave deterioro en las relaciones hasta el punto de la guerra.
  3. Conflicto geopolítico: Dalio señala que el principal tema de controversia es Taiwán, que China desea reincorporar bajo su protección. Cualquier intento de Estados Unidos de evitar esto provoca tensiones en China. China no busca expandirse mediante la fuerza, sino que establece dependencia financiera en pequeños estados. Las relaciones entre China y Rusia también son interesantes, ya que ambos comparten un sentimiento antiestadounidense. Es importante prestar atención a las alianzas entre países, ya que estas suelen prevalecer en conflictos de política exterior.
  4. Conflicto de valores: El colectivismo chino y el individualismo estadounidense son irreconciliables. Históricamente, las naciones no buscan comprenderse, sino resolver conflictos mediante la guerra.
  5. ¿Conflicto militar? Dalio plantea la posibilidad de una guerra entre China y Estados Unidos, con Taiwán como motivo principal. Ambos países tienen diferentes estrategias y ventajas en diferentes regiones, y es difícil prever cómo otros países se comportarían en este conflicto o qué tecnologías se utilizarían. China podría tener interés en esperar 5 a 10 años, cuando su potencial militar sea mucho mayor y la situación sociopolítica en Estados Unidos sea más débil. No obstante, una gran guerra tendría consecuencias monstruosas, y ambas partes son conscientes de esto.

Según Ray Dalio, los líderes de ambos países deben reconocer que el enemigo más peligroso no se encuentra fuera de sus fronteras, sino en las contradicciones internas.

El principal enemigo de Estados Unidos es su política populista, la deuda pública y la creciente burbuja crediticia.

El principal enemigo de China es su propio país: su hermetismo, problemas con territorios en disputa como Taiwán y el Tíbet.

Por lo tanto, Dalio argumenta que nuestro principal enemigo somos nosotros mismos, tanto a nivel individual como nacional. Cualquier líder puede evaluar la situación en su país utilizando los 16 criterios propuestos por Dalio y determinar qué tan bien o mal están las cosas en su nación.

La clave es enfrentar los desafíos internos y trabajar en la cooperación mutua en lugar de centrarse únicamente en los conflictos externos.

¿Qué sigue?

Cinco factores que determinarán el futuro

Ray Dalio señala que al comparar los períodos de dominación de las potencias mundiales desde los Países Bajos hasta los EE. UU., es fácil observar que el período de prosperidad duró en promedio de 40 a 80 años, mientras que el período de crisis duró un par de décadas. Tomando en cuenta las imprevisibilidades, el término de una potencia mundial es de un siglo, y el último cambio en el orden global ocurrió en 1945. Hasta la fecha, han pasado 75 años, lo que nos acerca al final del ciclo.

Dalio sugiere que cinco factores jugarán un papel clave en lo que viene:

  1. Innovación: Avances en inteligencia artificial, computación cuántica, blockchain y otras tecnologías transformarán muchas áreas de la vida. Quien gane la carrera tecnológica se convertirá en líder económico y militar. China está compitiendo seriamente con Estados Unidos en este ámbito.
  2. Mercado de capitales: El dólar seguirá siendo la moneda mundial clave, pero el riesgo de devaluación es mayor que el riesgo de impago. La economía no existe por sí sola, y su estado depende directamente de otros factores.
  3. Conflictos internos de los países: Dalio estima que la probabilidad de que Estados Unidos pase a la sexta y fatal etapa del ciclo histórico en los próximos 10 años es de alrededor del 30%. Estados Unidos debe abordar sus problemas internos y evitar que la situación empeore.
  4. Orden de la política exterior: La mayor amenaza es la escalada del conflicto entre Estados Unidos y China. Estos dos países están en guerra en frentes económicos, tecnológicos, socioculturales y geopolíticos. La historia muestra que estos tipos de conflictos preceden a la guerra real en unos 5-10 años.
  5. Desastres naturales: El calentamiento global se está convirtiendo en un problema cada vez más peligroso e inevitable. La comunidad mundial está dando pasos en esta dirección, pero hasta ahora, demasiado lentamente, y es poco probable que el ritmo se acelere en el futuro cercano.

En resumen, según Ray Dalio, debemos prestar atención a estos cinco factores clave en los próximos años, ya que influirán en el futuro del orden global y las relaciones entre las principales potencias mundiales.

Cuatro reglas que ayudarán en el futuro

En resumen, Dalio sugiere que la próxima gran redistribución del orden mundial podría ocurrir en aproximadamente 5-7 años, aunque no hay certezas absolutas en estos plazos. Las predicciones de los historiadores son similares a las de los pronosticadores del tiempo: pueden estimar dónde y cuándo ocurrirá el próximo tifón, monitorear el desarrollo de eventos y ajustar sus predicciones, pero no pueden dar respuestas exactas. Apostar por el futuro es apostar por la probabilidad y nada más.

En esta situación, es crucial ser consciente de lo que no sabemos, ya que comprender nuestra ignorancia nos otorga poder. Ray Dalio propone cuatro reglas que lo ayudan a operar de manera eficiente en circunstancias inciertas:

  1. Contemple el espectro completo de posibilidades, trabaje en escenarios desfavorables e intente prevenir lo peor.
  2. Diversifique no solo sus acciones, sino también cualquier otro activo vital. Siguiendo el proverbio chino, una liebre astuta siempre tiene tres madrigueras.
  3. Valore la gratificación demorada sobre los placeres inmediatos. La impaciencia no es una virtud.
  4. Conéctese con personas inteligentes y conocedoras en su entorno: aprenda de ellas y pruebe sus ideas en conversaciones con ellas.

10 mejores ideas

  1. Cada país puede oscilar entre el orden y el caos, pero si logra mantenerse en un punto intermedio, disfrutará de una era dorada. Esto requiere un líder inteligente, como Lee Kuan Yew en Singapur, o un sistema legal sólido, como en los Estados Unidos.
  2. El país que se convierta en líder tecnológico en los próximos años será considerado la mayor potencia mundial. China es el principal contendiente.
  3. Probabilidad de una Guerra Civil en Estados Unidos y una Guerra Mundial: 30-35%, lo suficientemente alta como para no subestimarla.
  4. Desde que el dinero fiduciario domina el mundo, las burbujas financieras son inevitables. La próxima comenzó en la primavera de 2020 y estallará en cinco años.
  5. Al evaluar la geopolítica, es importante prestar atención no solo al comportamiento de los actores más fuertes, sino también a las alianzas entre países. En conflictos de política exterior, las alianzas, y no los estados individuales, suelen ser las ganadoras.
  6. El futuro siempre será lo suficientemente impredecible como para sorprendernos. Independientemente de la información que tengamos, es crucial reconocer que desconocemos mucho más de lo que conocemos.
  7. Considere todo el espectro de posibilidades, trabaje en escenarios desfavorables e intente prevenir lo peor.
  8. Diversifique no solo sus acciones, sino también cualquier otro activo vital. Siguiendo el proverbio chino, una liebre astuta siempre tiene tres madrigueras.
  9. Valore la gratificación demorada sobre los placeres inmediatos. La impaciencia no es una virtud.
  10. Conéctese con personas inteligentes y conocedoras en su entorno: aprenda de ellas y pruebe sus ideas en conversaciones con ellas.